Saturday, November 8, 2008

Demon

La lluvia continuaba, la noche muy cerrada y bastante fría.

La gente del servicio secreto los seguían muy discretamente, algunos a pie, otros en automóviles y motocicletas. El gobierno británico tomaba todos los recaudos imaginables para proteger a sus dos distinguidos huéspedes.

Frankie seguía "conversando" con su hermano Edu. Sus ladridos eran continuos, no le dejaba a Edu intercalar una palabra.

Barragán se emocionó. Por un momento recordó la relación que tenía con su perro Voltaire, durante los veinte años que vivió. Había conocido a Jorge cuando se enfermó.

Luego de bastante "lucha" Frankie accedió a darle el teléfono. Por fin!

Edu le contó que ya había recibido el Demon. Estaba muy contento.

Demon era el nombre de su nuevo vehículo. Un BMW535, con un equipamiento verdaderamente sorprendente.

Quedaron en hablarse por la mañana siguiente, hora de Buenos Aires. Frankie ladró para despedirse cuando Barragán le hizo una seña para indicarle que iba a cortar la comunicación.

Estaban caminando por Trafalgar Square, cuando una pareja de ancianos que caminaban unos metros delante de ellos fue atacada por dos hombres.

Frankie levantó su vista y miro a Barragán de reojo. Su mirada lo dijo todo. Estaba pidiendo permiso.

Barragán sonrió y lo soltó de su correa.

El Weimaraner es el animal doméstico más veloz del mundo. No es un dato menor. Seguramente los delincuentes no lo conocían.

Barragán alertó por el handy. Las motocicletas de la custodia aceleraron. Eran BMs. No hacían falta mayores comentarios.

Frankie tardó segundos en derribar al primer ladrón. Lo mordió y lo desarmó. El otro lo miró. Cuando inició un movimiento para subir el brazo y apuntarle, Frankie ya se había colgado literalmente de su cuello.

Si había algo que no toleraba, era que alguien lo apuntara con una pistola.

Como Barragán, era muy díficil verlo enojado, pero ahora lo estaba realmente.

Barragán le ordenó firmemente que lo soltara. Caso contrario tendrían que participar de un funeral, para lo cual no tenían tiempo y Barragán odiaba los trámites burocráticos.

Cuando se retiraban el malviviente les agradeció. Reconoció que le habían perdonado la vida. Frankie lo miró fijamente. Su mensaje fue claro, no lo quería volver a ver y era la última oportunidad que su corazón continuara latiendo.

La policía se ocupó de los ladrones. Una ambulancia había llegado para atender a la pareja. Afortunadamente se encontraban bien. Nada más que el susto.

Le agradecieron a Barragán por la intervención. La mujer se agachó y abrazó a Frankie. El le dio un beso a la señora. Sacó una tarjeta de Barragán de su campera y se la entregó.

Frankie era un justiciero. Nadie podía atacar a una persona mayor, a un niño y ni hablar a otro animal. No medía las consecuencias. Su contraataque era inmediato, fulminante y letal.

Igualaba a su Papuch, en su mensaje educador...

Sunday, November 2, 2008

Día de descanso

Era domingo, permanecieron en la cama más de lo habitual.

Paula le dió un beso, suavemente.

Frankie, no podía ser menos, se le tiró encima, bruscamente, era su forma de saludar por las mañanas. En realidad a toda hora. Era bastante torpe en sus numerosas muestras de cariño con Barragán.

Comprendido el claro mensaje, Barragán le dio un beso en la trompa y se dispuso a disfrutar de su baño. Un verdadero ritual.

Al cabo del mismo, bajaron a desayunar. Paula se había duchado previamente.

Jorge los esperaba en el salón, estaba hojeando los diarios del día.

El gerente del hotel se acercó a saludarlos y le entregó a Barragán una caja de FedEx.

La habían remitido de su oficina en Buenos Aires. Imaginó el contenido, lo estaba esperando ansioso.

Dos BlackBerry 9000 Bold, y dos iPhone 3G, los últimos modelos de ambas compañías.

Uno de los iPhone, poseía grabada en el perfil posterior una dedicatoria muy particular: "Para Frankie, especialmente" Firmado: Steve Jobs.

Si, el mísmisimo fundador y CEO de Apple, sin lugar a dudas una de las personalidades de la tecnología, dedicándole el equipo, un verdadero suceso en el mercado mundial, a Frankie.

Barragán le encendió el teléfono. Ya venía precargado de fábrica el iTunes con la música que le gustaba a Frankie. Steve nunca perdía un detalle.

Barragán le enseño como podía seleccionar los temas de sus artistas favoritos, simplemente presionando sobre la pantalla, con sensibilidad táctil.

Obviamente, Frankie no leía (por ahora), pero estaba acostumbrado a ver las cubiertas de los CDs, DVDs y discos de vinilo de Barragán. Sabía identificar muy bien los artistas de su preferencia.

El iPhone las traía cargadas. Steve lo había hecho, justamente para que Frankie tuviera la facilidad y la libertad de elegir sus temas. La gente de Shure le había hecho unos monitores, in-ear, a su medida.

Frankie, no lo podía creer. Estaba fascinado escuchando SU música. Empezó con Barry White y su Let The Music Play! Era muy gracioso verlo "bailando" en el medio del salón. El personal del hotel y los restantes huéspedes lo aplaudían de pie!

Era hora de ir finalizando con su "show". Irían a pasear por la ciudad. El tiempo continuaba lluvioso y el pronóstico anunciaba tormentas para el resto del día. Paula subió a vestir a Frankie adecuadamente. Odiaba mojarse.

Los miembros del cuerpo de seguridad trajeron la X6 a la puerta del hotel.

Paula y Frankie bajaron, ella con la típica campara Barbour verde y él con una capa Barbour azul.

Se subieron al auto. Barragán al volante, Paula de copiloto, Frankie y Jorge atrás. Obviamente Frankie sentado atrás de Barragán.

Apenas se subió, lanzó su aullido característico. Barragán lo comprendió de inmediato. Arrancó a toda velocidad. Frankie le dio un beso a su Papuch en la oreja.

En un semáforo, empezó a ladrar. Nadie entendía que le pasaba, excepto Barragán. Quería que le encendieran el BlackBerry ahora. Seguramente quería llamar a alguno de sus dos hermanos, Flopy y Edu.

La gente de Research in Motion (RIM), la compañía canadiense, desarrolladora del BB, también había aportado lo suyo. Le habían adaptado el sistema de discado por voz. Según como Frankie ladrara se podía comunicar con alguno de sus contactos. Jorge, Paula, Flopy, Edu y obviamente su Papuch. Asimismo con servicios de emergencia, policía, bomberos y médicos.

Barragán nunca salía de su asombro. Era increible como todo el mundo trataba a Frankie.

La ciudad era realmente fantástica. Junto con París, NYC y Buenos Aires, sin lugar a dudas, era una de las capitales del mundo, aunque Barragán se consideraba "ciudadano del planeta" y se sentía muy a gusto en diversas localidades.

Almorzaron en una pequeña posada fuera de la ciudad, luego regresaron al centro, corrieron bajo la lluvia, visitaron Harrods (el personal de seguridad tenía órdenes expresas de franquearle la entrada a Frankie).

Volvieron al hotel por la noche. Continuaba la lluvia, mucho más copiosa que antes, incluso. Frankie le ladró a Barragán. Lo miró. Sus ojos lo decían todo, quería ir a caminar solo con su Papuch.

Barragán se disculpó con Paula y Jorge, pero no podía defraudarlo.

Ellos los miraron atentamente alejarse. Nadie podía dejar de envidiar semejante relación. Solo ellos dos, a nadie le estaba permitido entrometerse.

Frankie ladró y se comunicó por su BlackBerry con su hermano Edu. Al escuchar la voz, su felicidad era completa.