Thursday, June 5, 2008

Frankie disfruta.

La llovizna tenue continuaba...

Barragán decidió "pasear" con la moto. El término "pasear" no debía interpretarse en el sentido usual, sino como diferente a la velocidad promedio habitual que alcanzaba con ella.

Se acercaba a los suburbios de Londres y el tránsito se incrementaba claramente.

Decidió era tiempo de evitar complicaciones.

Comenzó sus conocidas maniobras evasivas. La gente de seguridad desde los helicópteros no podían dejar de suspirar al observarlo desde el aire. Era un verdadero espectáculo. El intercambio de comentarios por los auriculares lo decía todo. Nunca habían visto algo similar.

Se aproximaba muy rápidamente al hotel.

Cuando llegó a la esquina, lo alcanzó a divisar y no lo podía creer, aunque tampoco lo sorprendía, conociéndolo como lo conocía.

Frankie estaba parado en la puerta del mismo, con su capa Ducati y su casco ya colocado, mirando en dirección por la que debería aparecer Barragán, dado el sentido del tránsito.

Sus miradas se cruzaron.

El contacto visual entre ambos lo transmitía todo.

Paula lo sostenía con su correa. Barragán estacionó, se sacó el casco y recibió un beso. La cara de Paula también lo decía todo. Mirada de resignación. Había hecho lo imposible, pero no podía luchar más con él. Debía vestirlo si o si y sacarlo a la calle. Estaba desesperado por encontrarse con su Papuch. En esas circunstancias, la opción era muy sencilla.

Hacer lo que deseaba Frankie o exponerse a uno de sus ataques de furia, destruyendo todo lo que encontraba a su paso. Aunque lo hacía como un juego, el resultado era el mismo.

Se paró en dos patas, con las delanteras sobre el pecho de Barragán. Era su costumbre desde cachorro.

Barragán miró de reojo a la gente de Ducati.

Entendieron claramente el mensaje, uno de ellos afirmó con la cabeza.

Los soportes para Frankie estaban listos. Colocarlos les tomaría solamente unos pocos minutos. Cuatro hombres, dos por cada lateral se pusieron a trabajar inmediatamente en la instalación.

Barragán trató de convencer a Frankie para salir más tarde. Obviamente le resultó imposible. Y lo prometido era deuda.

Se subió a la moto él primero, y luego lo ayudaron a Frankie para que se montara. Comprendió muy bien la utilización de los soportes. Colocó sus patas traseras en cada uno de ellos y sus patas delanteras sobre los hombros de Barragán.

Le dió un beso en la oreja. Ya estaba listo!

Barragán se colocó el casco. Frankie ya tenía el suyo colocado de antemano.

Aceleró suavemente, Frankie hizo su famoso "lobito" a la gente en muestra de agradecimiento y alegría.

El "lobito" era una suerte de sonido profundo y extenso que realizaba puntualmente cuando quería manifestar algo especial.

La gente de Londres los observaba a su paso, y no entendían nada.

Obviamente no es común ver a un perro andando en una motocicleta, y menos aún a un perro con su capa, casco, parado en dos patas, abrazando a su dueño con las delanteras en una Ducati 1098R Tricolore, bajo el cielo gris y lluvioso de esa magnífica ciudad.

Wednesday, June 4, 2008

Srta. K., nuevamente...

Barragán conducía totalmente concentrado.

Si bien es cierto lo hacía siempre, en una máquina con las prestaciones simplemente magníficas, como la que poseía, no permitiría el más mínimo error o el desenlace podría ser fatal.

La aceleración de la Ducati, resultaba honestamente espectacular, increible!

Cada vez que partía desde algún semáforo, la rueda delantera iba en el aire, a escasa distancia del suelo, y así continuaba prácticamente todo el tiempo. Barragán estaba disfrutando mucho su corcel tricolor.

Sintió en el intercomunicador de su casco, la voz del líder de la custodia, desde el helicóptero, lo habían perdido y le estaban solicitando confirmación de su posición. La pérdida era visual, ya que los sistemas de GPS facilitaban un seguimiento constante. Barragán confirmó las coordenadas.

En realidad poco le preocupaba la custodia mientras circulaba solo. Muy mal la pasaría el o los potenciales atacantes. Poder alcanzarlo, cerrarle el paso, era prácticamente imposible, pero llegado el caso, su batería defensiva era, sin lugar a dudas, absolutamente letal.

Ya había salido de la ciudad de Londres, y se dirigía por un estrecho camino a un pequeño poblado, situado aproximadamente a unos 100 kms. de la misma. Confiaba arribar en minutos.

La Ducati se inclinaba de un lado a otro, en un sector de curvas del trazado.

Realizó un llamado telefónico a la Srta. K. Obviamente no apartaba las manos del manubrio y los comandos de la motocicleta. El sistema Bluetooth, junto con el de discado activado por voz de su BlackBerry, eran muy prácticos, precisos y confiables.

Confirmaron el lugar de encuentro, cuando cortó, estaba a las puertas del poblado.

El GPS lo comenzó a guiar hasta la posada The Great Duck.

Apenas estacionó y se bajó de la moto, comenzó a llover nuevamente. Nunca más oportuno. Hubiera sido una verdadera molestia conducir bajo la lluvia.

Se sentó y ordenó un café, junto con una botella de Highlands. A los diez minutos ingresó la Srta. K. con su elegancia de siempre.

Intercambiaron datos. Barragán necesitaba más precisiones. Nuevamente, pensó en la cantidad de gente que rodeaba al Príncipe.

Pero un grupo de sudafricanos, le resultaba particularmente interesante, aunque obviamente no se lo dió a conocer a la Srta. K.

Se despidieron, restaban muchas cosas por hacer. No podía perder un minuto en encuentros sociales. Ya habría tiempo para ello.

Se montó nuevamente en la Ducati. La lluvia continuaba, aunque muy leve, pero desde ya debía aumentar la precaución en la conducción.

Destino, Londres. Lo primero que pensó, era si la gente de la fábrica habría terminado los soportes para Frankie. Nadie lo soportaría, sino lo llevaba a pasear en la moto, tal como le había prometido.

Por otra parte, Barragán siempre, absolutamente siempre, cumplía sus promesas. Era su conducta de vida.

Monday, June 2, 2008

Camino a ...

Había parado de llover.

Barragán lo tomó como un indicativo. Debía usar la Ducati 1098R Tricolore, se dijo a sí mismo. En realidad cualquier excusa hubiera venido bien.

Debía cambiarse, subió a la suite, con el bolso, y elegiría ropa adecuada para montar la superbike.

El equipo técnico de Ducati, poseía órdenes expresas de la Dirección de la compañía, de hacer base en Londres hasta cuando Barragán lo indicara, y supervisar el correcto funcionamiento del producto.

Se cumplían 30 años de la famosa victoria Isle of Man, Ducati Tourist Trophy. Algunos de los miembros del team, habían sido convocados especialmente por la fábrica, para entregar la moto a Barragán. Eran, con total seguridad, los mecánicos más especializados del mundo.

Primer misión, construir los soportes para Frankie. Barragán le había prometido que lo iba a llevar a pasear a la noche, cuando regresara.

Si bien era una superbike de competición, poseía cierto equipamiento necesario para Barragán. Principalmente en el área de comunicaciones y un GPS.

Paula coordinó con el personal de custodia los pasos a seguir. Obviamente resultaría imposible seguirlo por tierra.

Optaron por retirar custodia y reemplazarla por personal transportado en helicópteros. Entendieron que 4 equipos serían suficientes. Personal de élite, con francotiradores a bordo, formarían parte del equipo asignado.

Si Barragán iría por el aire, su custodia debía hacer lo mismo.

La motocicleta había sido encendida y una innumerable cantidad de cables y sensores se encontraban conectados a los ordenadores, realizando los controles de último momento.

En realidad todo funcionaba como si estuvieran en plena competición, disputando el Campeonato del Mundo, el cual, la marca había ganado muchísimas veces.

Barragán apareció con sus zapatillas Puma, un jean Levi´s, la campera y el casco Ducati en la mano.

Jugó con Frankie unos minutos, le dió un beso a Paula, se subió a la moto.

Señas de los miembros del equipo.

Aceleró, desapareció! Los mecánicos lo ovacionaron.

Al fin llegó

5 de la madrugada en Londres...Barragán entreabrió sus ojos, veía a través del techo de cristal de la habitación los relámpagos y la persistente lluvia que lo había acompañado, casi todo el tiempo desde su llegada a Gran Bretaña.

Decidió levantarse.

Tomó el flash drive que le había entregado Gordon Brown, con la información recogida por los servicios de seguridad británicos. Era un SanDisk Professional, con facilidades para encriptación de datos.

Lo conectó a su notebook, una Dell Latitude D 630, la inició, y en segundos estaba revisando todo el material, bastante profuso por cierto. Los 8 Gb. de capacidad del drive lo permitían. Toda clase de documentos, y formatos, Word, planillas de cálculo en Excel, bases de datos Access, presentaciones en PowerPoint y muchas otras. Fue repasando cada una de ellas, absorviendo una gran cantidad de datos.

Había pasado más de una hora, y la lluvia continuaba. Los relámpagos iluminaban plenamente la habitación de manera intermitente.

Observó la cama, Frankie y Paula dormían profundamente. Si bien Frankie lo había escuchado, Barragán le indicó que continuara descansando.

Las siluetas desnudas de ambos, bajo la tormenta, era un espectáculo digno de contemplación.

Barragán se dirigió al baño y se dispuso a cumplir con su acostumbrado ritual, ducha, afeitada y selección de la ropa para el día.

Pidió que le subieran el desayuno a la suite. A los pocos minutos, el siempre muy eficiente servicio del "41", lo inundó con una soberbia variedad de tés, cafés, jugos, frutas, y huevos en diversas preparaciones, entre otras cosas.

Paula se despertó y lo saludó como solo ella, sabía hacerlo. Una vez más, Barragán no pudo dejar de sorprenderse.

Sonó el teléfono de la habitación, le avisaron que lo estaban esperando en la recepción.

Bajó inmediatamente con Paula, y Frankie, quien obviamente no se quería perder detalle de todo lo que pasaba.

Al llegar al lobby, se escuchaban a lo lejos, las típicas risas latinas, y fue saludado con un caluroso Ciao.

Lo invitaron a salir a la calle. Un impresionante camión Iveco, totalmente colorado, estaba estacionado en la puerta.

Un equipo de aproximadamente 15 personas, todas con buzos antiflamas con los colores de la bandera italiana, se encontraban estudiadamente parados alrededor del mismo.

Al ver a Barragán, se escuchó una orden y el lateral del camión se deslizó, dejando al descubierto, una gran funda, también colorada con letras blancas. Era inconfundible. Le acercaron la documentación de soporte del transporte internacional y recibo de entrega, donde se leía Ducati Motor Holding S.p.A.

Los miembros del equipo, sacaron la funda y apareció la magnífica silueta, esculpida, como la obra de arte que era, una motocicleta Ducati 1098R Tricolore SuperBike.

La edición Tricolore había sido especialmente diseñada para Barragán.

Constituía el pináculo de las motocicletas a nivel mundial. Sus prestaciones eran realmente increibles.

Le pidieron que se subiera, para realizarle ciertos ajustes, de acuerdo al conductor. Habían viajado desde Bologna, en Italia, donde se encuentra la fábrica, comandados por el máximo responsable del área de competición de la compañía, para entregarla, como un cliente de la talla de Barragán lo merece.

Barragán simplemente la encendió, un par de aceleradas y la apagó. Era ya demasiado pensó.

Pero no, faltaba una sorpresa, le entregaron dos bolsos con el logo de la marca.

Abrió el primero, contenía una campera Ducati, Isle of Man Edition y un casco Arai, Ducati Stripes. Se probó la campera, le quedaba perfecta, Gianni Campagna les había brindado sus medidas y supervisado la confección de la misma.

Mientra tanto, Frankie "luchaba" contra el otro bolso, era conocido por su cabeza dura, de una forma u otra lo abriría. Seguramente algo percibiría.

Paula se lo abrió, efectivamente no se equivocaba. Extrajo una capa para él, colorada, con la leyenda Ducati en uno de sus laterales, y Frankie en el otro con la misma tipografía. Ambas en color blanco.

Frankie había sido educado y entrenado desde chico a andar en moto, parado en sus patas traseras y con las delanteras en los hombros de Barragán, pero obviamente hacer eso en una máquina de éstas iba a ser bastante complicado.

Como a todo chico, no se le podía sacar la ilusión. Barragán no le dijo nada, ya verían la forma de subirlo. Uno de los técnicos de Ducati le sugirió hacer unas bases a los laterales, para que se pudiera parar tranquilo, y obviamente circular muy despacio. También había un casco chiquito, para él.

Barragán recordó la publicidad de BMW que había filmado en Alemania, donde utilizaba un casco naranja...

Pero las sorpresas no finalizaron ahí. Ducati había enviado tres camiones adicionales, conteniendo dos automóviles Alfa Romeo 8C Competizione y un 8C Spider, éste último para uso de Paula y los otros dos para Barragán y Jorge.

Ninguno podía salir de su asombro!

Todo estaba listo para partir, que más se podía esperar.

Sunday, June 1, 2008

Dining at "41"

Paula se encontraba parada en la puerta del hotel. Su figura resultaba inconfundible, aún a pesar de la noche y la tormenta. Sus ojos brillaban en la oscuridad. Sus curvas, también.

Recibió a Barragán con un beso. Frankie enseguida comenzó a demandarle caricias. Era muy celoso.

Personal del hotel lo llevó a la suite, mientras Paula, Jorge y Barragán se dirigieron al Executive Lounge para cenar.

El BlackBerry vibró y luego sonó. El ringtone personalizado, "Volare", indicaba claramente de dónde venía la llamada. Bastaron unos pocos minutos. Le confirmaban el arribo mañana por la mañana de lo que tanto estaba esperando. Colgó y sonrió. Comenzaba a disfrutar!

Se sentaron a la mesa, entrada, melón con jamón italiano y luego un pollo a la parrilla con papas al horno, acompañado por gaseosas y la clásica San Pellegrino para Barragán.

Él y Jorge le comentaron a Paula sus visitas a Palacio y a Downing Street.

Ella por su parte, había aprovechado para recorrer la ciudad, y obviamente, como toda mujer, para hacer shopping.

Una ciudad como Londres, para una chica de 28 años, significaba cuasi el paraíso, a la hora de compras.

Barragán solicitó el café. Nespresso le había enviado el Goroka, el nuevo café de edición limitada, cultivado en Papua New Guinea. Era realmente bueno.

Subieron a las habitaciones, Barragán debía descansar, mañana saldría muy temprano a un pueblo cercano, tendría una nueva reunión con la Srta. K.

Cuando entraron con Paula a la habitación, la lluvia continuaba, los relámpagos iluminaban la misma y sobre la cama, una sombra conocida...

Frankie, no había podido resistir la tentación, y se había instalado muy cómodo en el medio de la misma.

Paula y Barragán se miraron de manera cómplice. El mensaje era muy claro. Frankie, seguro, no se pensaba mover. Apenas abrió los ojos.

Riding the BMW X6

Barragán se estaba aproximando al hotel.

Frankie comenzó a ladrar, y era imparable!

El mensaje era muy claro, tenía ganas de pasear en el auto con su dueño, su médico, escuchando buena música en una noche lluviosa de Londres.

Barragán, jamás dejaba de darle los gustos.

Alertó a la custodia por la radio y cambiaron de destino, rumbo a Trafalgar Square...y luego los típicos edificios, torres, abadías, etc. de la ciudad.

Frankie iba con su cabeza apoyada sobre el hombro izquierdo de Barragán, se miraban de reojo con Jorge. Usual en ellos dos, se estudiaban mutuamente. A Jorge le sorprendían las actitudes humanas de Frankie, su relación con Barragán de hijo y padre, y el porte del Weimaraner. En sus años de profesión, nunca había visto un animal estéticamente tan perfecto.

Frankie, por otra parte, sentía un profundo agradecimiento por Jorge, no era para menos, hacía un par de años le había salvado la vida! Lo había operado de urgencia, por una torsión gástrica, sufrida en la esquina de su consultorio. En cinco minutos, Frankie estaba en la mesa de operaciones de su quirófano. Su hija, también estudiante de veterinaria, lo había asistido. Frankie vivió su postoperatorio en la casa de Jorge, por precaución, durante tres días. Eso lo había unido muchísimo a él.

Pero, como era habitual, cuando estaba con su Papuch, toda su atención giraba en torno a ellos dos únicamente.

Jorge y Barragán conversaban sobre la arquitectura de la ciudad, Jorge le comentaba lo bien que la habían pasado en Palacio.

Eran las 23 horas, ya era tiempo de regresar al hotel. Paula los estaría esperando para comer.

Nuevamente la comunicación con la custodia y ahora si, destino "41"

El líder encendió la sirena y las luces de su motocicleta, seguido de inmediato por los restantes miembros.

La aceleración de las BMs era impresionante, y la X6 no se quedaba atrás. No sorprendía, eran todos de la misma sangre.

Serpenteaban por el tránsito.

Una vez más, Frankie lo disfrutaba como lo que era, un verdadero chico!

Motocicletas, sirenas, luces, música, velocidad, Barragán, Jorge, era como estar en DisneyWorld!

Visita a Downing Street

Barragán se dirigía muy velozmente hacia Downing Street, en el Nro. 10 se hallaba la residencia del Primer Ministro del Reino Unido.

Mientras conducía iba armando el rompecabezas. Existían muchas "piezas" involucradas.

Mucha gente se aproximaba al Príncipe, y todos ellos eran potenciales sospechosos.

Arribó a DS, le dió la llave de la X6 a uno de los miembros de los servicios de seguridad y saludó a los demás que estaban apostados en las proximidades de la puerta de entrada.

Gordon lo recibió en el hall y se dirigieron a su acostumbrada sala de reuniones. Mortimer, su fiel mayordomo, les ofreció algo para beber. Barragán optó por un agua Highlands, excelente producto de origen escocés.

Luego de los comentarios usuales, fueron directamente al grano. Gordon le entregó a Barragán un pen drive con información suministrada por los servicios de seguridad británicos.

Barragán, a su vez, lo actualizó respecto de sus investigaciones y de su reunión con la Srta. K. Era la persona más unida y próxima al Príncipe.

Le transfirieron una comunicación a Gordon. Era el Príncipe Carlos.

La tomó en el teléfono de conferencias Polycom, para que Barragán pudiera participar. Se notó un gran alivio en la voz de Carlos, al escuchar a Barragán.

Barragán observó su Rolex Daytona. Eran las 21 horas, debía ir a buscar a Frankie y a Jorge a Palacio.

Gordon ordenó que trajeran la X6 a la puerta. Se despidieron con un fuerte abrazo y acordaron comunicarse al otro día por la noche, o antes si fuera necesario. Los sistemas de comunicación de Barragán eran legendarios.

Barragán llegó a Palacio, le franquearon la entrada, iba acompañado por 8 motocicletas BMW de la New Scotland Yard.

La lluvia continuaba. Frankie y todos sus amigos estaban jugando en un patio techado, interno.

Jorge se encontraba en la biblioteca, en un sector especialmente reservado para bibliografía canina. La calidad de los ejemplares y la variedad de los mismos lo habían hipnotizado.

Cuando Frankie vió a Barragán se olvidó de sus juegos y salió corriendo a saludarlo. No se despegaría más de él.

Bajo la fuerte tormenta, subieron corriendo al automóvil. Jorge adelante y Frankie atrás.

Barragán encendió el motor y se escucharon los primeros acordes de September, por Earth, Wind & Fire.

El volumen alto, el clima festivo de la canción, pasear en la X6 con su dueño, creaban un paraíso para Frankie.

Una sonrisa, se le dibujó en la cara.

Barragán aceleró bruscamente, ya estaban en camino hacia el "41".