5 de la madrugada en Londres...Barragán entreabrió sus ojos, veía a través del techo de cristal de la habitación los relámpagos y la persistente lluvia que lo había acompañado, casi todo el tiempo desde su llegada a Gran Bretaña.
Decidió levantarse.
Tomó el flash drive que le había entregado Gordon Brown, con la información recogida por los servicios de seguridad británicos. Era un SanDisk Professional, con facilidades para encriptación de datos.
Lo conectó a su notebook, una Dell Latitude D 630, la inició, y en segundos estaba revisando todo el material, bastante profuso por cierto. Los 8 Gb. de capacidad del drive lo permitían. Toda clase de documentos, y formatos, Word, planillas de cálculo en Excel, bases de datos Access, presentaciones en PowerPoint y muchas otras. Fue repasando cada una de ellas, absorviendo una gran cantidad de datos.
Había pasado más de una hora, y la lluvia continuaba. Los relámpagos iluminaban plenamente la habitación de manera intermitente.
Observó la cama, Frankie y Paula dormían profundamente. Si bien Frankie lo había escuchado, Barragán le indicó que continuara descansando.
Las siluetas desnudas de ambos, bajo la tormenta, era un espectáculo digno de contemplación.
Barragán se dirigió al baño y se dispuso a cumplir con su acostumbrado ritual, ducha, afeitada y selección de la ropa para el día.
Pidió que le subieran el desayuno a la suite. A los pocos minutos, el siempre muy eficiente servicio del "41", lo inundó con una soberbia variedad de tés, cafés, jugos, frutas, y huevos en diversas preparaciones, entre otras cosas.
Paula se despertó y lo saludó como solo ella, sabía hacerlo. Una vez más, Barragán no pudo dejar de sorprenderse.
Sonó el teléfono de la habitación, le avisaron que lo estaban esperando en la recepción.
Bajó inmediatamente con Paula, y Frankie, quien obviamente no se quería perder detalle de todo lo que pasaba.
Al llegar al lobby, se escuchaban a lo lejos, las típicas risas latinas, y fue saludado con un caluroso Ciao.
Lo invitaron a salir a la calle. Un impresionante camión Iveco, totalmente colorado, estaba estacionado en la puerta.
Un equipo de aproximadamente 15 personas, todas con buzos antiflamas con los colores de la bandera italiana, se encontraban estudiadamente parados alrededor del mismo.
Al ver a Barragán, se escuchó una orden y el lateral del camión se deslizó, dejando al descubierto, una gran funda, también colorada con letras blancas. Era inconfundible. Le acercaron la documentación de soporte del transporte internacional y recibo de entrega, donde se leía Ducati Motor Holding S.p.A.
Los miembros del equipo, sacaron la funda y apareció la magnífica silueta, esculpida, como la obra de arte que era, una motocicleta Ducati 1098R Tricolore SuperBike.
La edición Tricolore había sido especialmente diseñada para Barragán.
Constituía el pináculo de las motocicletas a nivel mundial. Sus prestaciones eran realmente increibles.
Le pidieron que se subiera, para realizarle ciertos ajustes, de acuerdo al conductor. Habían viajado desde Bologna, en Italia, donde se encuentra la fábrica, comandados por el máximo responsable del área de competición de la compañía, para entregarla, como un cliente de la talla de Barragán lo merece.
Barragán simplemente la encendió, un par de aceleradas y la apagó. Era ya demasiado pensó.
Pero no, faltaba una sorpresa, le entregaron dos bolsos con el logo de la marca.
Abrió el primero, contenía una campera Ducati, Isle of Man Edition y un casco Arai, Ducati Stripes. Se probó la campera, le quedaba perfecta, Gianni Campagna les había brindado sus medidas y supervisado la confección de la misma.
Mientra tanto, Frankie "luchaba" contra el otro bolso, era conocido por su cabeza dura, de una forma u otra lo abriría. Seguramente algo percibiría.
Paula se lo abrió, efectivamente no se equivocaba. Extrajo una capa para él, colorada, con la leyenda Ducati en uno de sus laterales, y Frankie en el otro con la misma tipografía. Ambas en color blanco.
Frankie había sido educado y entrenado desde chico a andar en moto, parado en sus patas traseras y con las delanteras en los hombros de Barragán, pero obviamente hacer eso en una máquina de éstas iba a ser bastante complicado.
Como a todo chico, no se le podía sacar la ilusión. Barragán no le dijo nada, ya verían la forma de subirlo. Uno de los técnicos de Ducati le sugirió hacer unas bases a los laterales, para que se pudiera parar tranquilo, y obviamente circular muy despacio. También había un casco chiquito, para él.
Barragán recordó la publicidad de BMW que había filmado en Alemania, donde utilizaba un casco naranja...
Pero las sorpresas no finalizaron ahí. Ducati había enviado tres camiones adicionales, conteniendo dos automóviles Alfa Romeo 8C Competizione y un 8C Spider, éste último para uso de Paula y los otros dos para Barragán y Jorge.
Ninguno podía salir de su asombro!
Todo estaba listo para partir, que más se podía esperar.
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