6:30, en punto.
Sonó el teléfono de la habitación, era el servicio de wake-up call. La precisión era acorde al resto de los servicios del hotel.
Su rutina, ducha, aceite pre-afeitada de Truefitt & Hill, crema de afeitar Rose y West Indian Extract of Limes para el after shave, el secreto estaba en la brocha de SuperBadger, todo esto de Geo F. Trumper, por último su perfume personalizado, desarrollado por Floris de Londres.
Miró al cielo, la lluvia continuaba, fuerte.
Tenía que ir al campo, se vistió acorde, un par de jeans, un sweater de Pringle, escocés, y su campera Barbour, así como las botas, estaría totalmente protegido de las inclemencias del tiempo, típicas del país.
Bajó al Executive Lounge, pidió un café, un poco de crema, unos huevos revueltos, tostadas de pan negro, queso crema, mermelada de naranja, yoghurt de durazno, un plato de frutas frescas y unas croissants.
Todo era excelente, hojeó los diarios, pidió unas botellas de San Pellegrino para llevar en el viaje.
Salió, con el tiempo perfectamente cronometrado, tenía que estar a las 8 en punto en Downing Street.
En la puerta del hotel, saludó a Mead, quien le entregó el control remoto del Bentley, recién salido de la fábrica, pintado en el clásico verde inglés. Las puertas se abrieron al aproximarse, sobre el asiento del conductor encontró una caja.
La abrió, contenía un reloj Breitling for Bentley.
La sociedad entre ambas marcas de artículos de impecable manufactura había dado sus frutos.
Barragán utilizada habitualmente un Breitling, de acero, con cuadrante azul, con doble oscilador de cuarzo, resistente a una profundidad de 500 metros, desarrollado para las fuerzas militares, prácticamente indestructible, cronómetro certificado, posiblemente el reloj de pulsera más preciso del mercado mundial.
Encendió el motor, Mead se sentó en el asiento izquierdo. Si bien, todo estaba invertido para Barragán, estaba acostumbrado.
Llegaron a Downing Street, Gordon los estaba esperando en la recepción, ya están todos, dijo, se dirigieron al Cabinet Room, la sala donde se reunía el Gabinete, todos los jueves a la mañana.
Ingresaron, los rostros preocupados de los miembros del SIS (Secret Intelligence Service), conocido por muchos como MI6, el Servicio de Inteligencia Británico, el cual funcionaba desde 1994 en su sede de Vauxhall Cross, lo decía todo.
Durante la Primera Guerra Mundial, existían hasta 10 secciones MI de la War Office.
También se encontraban presentes, miembros del MI5, el Security Service.
Luego de las presentaciones de rigor, un resumido detalle del cuadro de situación, Barragán les impartió las órdenes necesarias para comenzar a trabajar sin dilación alguna.
Él debía salir inmediatamente para Highgrove.
Mead guiaba la ruta, pero Barragán conducía, cuando peores las condiciones, mejor lo hacía.
Los equipos de comunicaciones brindaban sin interrupciones, información sobre las vías despejadas por las fuerzas de seguridad, para la salida de la ciudad sin demora.
Así daba gusto circular.
Monday, April 14, 2008
Cabinet Room
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