Saturday, April 19, 2008

London

6:30 AM, Barragán se levantó inmediatamente de la cama, su reloj biológico lo despertaba.

Encendió la televisión, y sintonizó el canal de noticias de la BBC. Justo en ese momento estaban transmitiendo una nota vinculada a los incendios en Argentina, más de 400 focos en el país, y casi unos 300 en Entre Ríos. Los mismos se relacionan con una vieja práctica de quema de pastizales, aunque en esta oportunidad la situación se había desbocado, el humo invadía la ciudad de Buenos Aires, población con histeria, temerosa por la toxicidad de dicha situación, la cual, en realidad no revestía peligro para la misma, pero si era muy molesta, por el fuerte olor, la falta de visibilidad traía aparejados numerosos accidentes, rutas, aeropuertos y puertos, eran cerrados, y numerosas teorías conspirativas se disparaban, alimentadas por la tensa situación entre el gobierno y los productores rurales de todo el país.

Había cosas peores, pensó. Apagó la TV y se dispuso a ducharse.

Tomó uno de los jabones Bronnley, la fragancia y la cremosidad eran únicas, por algo estaban considerados como los mejores del mundo.

Luego del baño, vendría la mejor parte, su ritual de afeitado.

Tomó la pequeña botella del aceite pre-shaving de Truefitt & Hill, distribuyó unas gotas en su cara, con una leve fricción.

Humedeció su brocha, medium, Super Badger, la calidad del pelo, era muy importante, en la retención de humedad, luego de untarla con la Rose Shaving Cream, especialmente formulada para pieles sensibles, la fue deslizando por el rostro en pequeños movimientos circulares.

Con su afeitadora de tres hojas, era con la cual obtenía los mejores resultados, dos eran pocas y cinco, sumamente incómodas, imposibilitando el acceso a ciertas zonas del rostro.

Luego de afeitarse, se pasó el stick de aluminio, el cual cerraba los poros.

Por último, lo que más apreciaba, friccionarse con el Skin Food, West Indian Extract of Limes, el efecto era inigualable.

Todo se lo debía a su peluquero de Geo F. Trumper, en Jermyn Street. Siempre que visitaba Londres concurría al establecimiento más que centenario a cortarse el pelo y afeitarse. Cada visita duraba más de dos horas, eran de un completo relax para él.

Cuando no estaba en el Reino Unido, los productos le eran remitidos especialmente a Buenos Aires.

La única diferencia era la falta de los toallas calientes, para abrir los poros antes del afeitado, y la no utilización de una navaja.

La fragancia del día. Punjab de Capucci. Su padre la había descubierto en París hacía casi cuarenta años. Continuaba siendo su preferida.

Bajó a desayunar al Executive Lounge del "41". Como siempre, el servicio y las opciones eran magníficas. El desayuno era la comida principal para Barragán.

Optó por un café de filtro, un poco de crema, jugo de pomelo, tostadas de pan de campo, manteca sin sal, mermelada de naranja, huevos revueltos con panceta, y un yoghurt de durazno.

Garota de Ipanema, por Sinatra, como música de fondo. Le gustaba mucho Brasil.

Fue a dar una vuelta, Regent Street, Oxford Street, Piccadilly Circus, Trafalgar Square, Kensington Gardens, Notting Hill...

Necesitaba relajarse y unir ideas.

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