Londres, 4:00 AM
El Bentley Continental esperaba en una de las pistas de Heathrow.
La lluvia arreciaba, la visibilidad era prácticamente nula.
Recibió un MMS, se estaban aproximando al aeropuerto, observó la cabecera de la pista, aparecieron las luces y el inconfundible perfil de esa maravillosa máquina.
El Gulfstream G650, tocó tierra, se deslizó suavemente, el sonido de sus dos turbinas Rolls-Royce BR725 era único.
Pintado en azul y naranja, y con unas insiginias argentinas. No era muy díficil imaginar quien era el propietario.
Con la configuración seleccionada, era capaz de transportar ocho pasajeros, con cuatro tripulantes a una velocidad de Mach 0,85, en un rango de 7.000 millas naúticas, eso significaba Buenos Aires-Londres, o un New York-Beijing, más la reserva.
Los sistemas de aviónica, lo convertían en el jet ejecutivo más avanzado del mundo.
Barragán descendió del automóvil, la lluvia era cada vez más fuerte, como había acontecido todos estos días, el viento también.
Abrió su paraguas Swaine Adeney Brigg, proveedores de la Casa Real, compañía fundada en el año 1836. Poseía varios, dos de ellos muy especiales, un Sword, con una espada en su interior, el famoso Malacca, con un arma de fuego.
El último, siempre era útil como back-up, de sus principales: Glock, Sig-Sauer, Heckler & Koch o Steyr.
El avión se detuvo totalmente a escasos metros de él.
Se abrió la puerta delantera, la asistente lo saludó fugazmente, debía correrse de la puerta en forma inmediata, sino quería resultar aplastada.
Dos sonidos cortos, profundos, se sintieron nítidamente en el medio de la cerrada noche.
Bajó toda la escalera de un salto y corrió hacia él. Se le tiró encima.
Frankie había arribado, el cariño hacia su dueño, era imposible de medir. Sus ojos ámbar, inconfundibles.
Previendo el tiempo en Londres, Paula le había colocado un chaleco Patagonia y una capa Barbour, ambos especialmente confeccionados para él.
La silueta de ella, se dibujó entre las luces y las sombras de la pista, nadie se podría confundir.
Por último descendió Jorge, su veterinario,. Frankie, jamás viajaba sin él. Jorge atendía a los perros de Barragán desde hacía 25 años aproximadamente. Era el único profesional en el cual confiaba.
La gente de aduana los liberó rápidamente de los trámites habituales.
Las motocicletas de Scotland Yard esperaban la señal.
Los cuatro se subieron al Bentley y partieron rápidamente hacia el "41".
Barragán sonrió, el equipo estaba completo.
Sunday, April 20, 2008
Londres, llegan los refuerzos
Labels:
Barbour,
Bentley,
Gulfstream,
Jorge,
Patagonia,
Paula,
Rolls-Royce,
Swaine Adeney Brigg
Subscribe to:
Post Comments (Atom)

No comments:
Post a Comment