Saturday, November 8, 2008

Demon

La lluvia continuaba, la noche muy cerrada y bastante fría.

La gente del servicio secreto los seguían muy discretamente, algunos a pie, otros en automóviles y motocicletas. El gobierno británico tomaba todos los recaudos imaginables para proteger a sus dos distinguidos huéspedes.

Frankie seguía "conversando" con su hermano Edu. Sus ladridos eran continuos, no le dejaba a Edu intercalar una palabra.

Barragán se emocionó. Por un momento recordó la relación que tenía con su perro Voltaire, durante los veinte años que vivió. Había conocido a Jorge cuando se enfermó.

Luego de bastante "lucha" Frankie accedió a darle el teléfono. Por fin!

Edu le contó que ya había recibido el Demon. Estaba muy contento.

Demon era el nombre de su nuevo vehículo. Un BMW535, con un equipamiento verdaderamente sorprendente.

Quedaron en hablarse por la mañana siguiente, hora de Buenos Aires. Frankie ladró para despedirse cuando Barragán le hizo una seña para indicarle que iba a cortar la comunicación.

Estaban caminando por Trafalgar Square, cuando una pareja de ancianos que caminaban unos metros delante de ellos fue atacada por dos hombres.

Frankie levantó su vista y miro a Barragán de reojo. Su mirada lo dijo todo. Estaba pidiendo permiso.

Barragán sonrió y lo soltó de su correa.

El Weimaraner es el animal doméstico más veloz del mundo. No es un dato menor. Seguramente los delincuentes no lo conocían.

Barragán alertó por el handy. Las motocicletas de la custodia aceleraron. Eran BMs. No hacían falta mayores comentarios.

Frankie tardó segundos en derribar al primer ladrón. Lo mordió y lo desarmó. El otro lo miró. Cuando inició un movimiento para subir el brazo y apuntarle, Frankie ya se había colgado literalmente de su cuello.

Si había algo que no toleraba, era que alguien lo apuntara con una pistola.

Como Barragán, era muy díficil verlo enojado, pero ahora lo estaba realmente.

Barragán le ordenó firmemente que lo soltara. Caso contrario tendrían que participar de un funeral, para lo cual no tenían tiempo y Barragán odiaba los trámites burocráticos.

Cuando se retiraban el malviviente les agradeció. Reconoció que le habían perdonado la vida. Frankie lo miró fijamente. Su mensaje fue claro, no lo quería volver a ver y era la última oportunidad que su corazón continuara latiendo.

La policía se ocupó de los ladrones. Una ambulancia había llegado para atender a la pareja. Afortunadamente se encontraban bien. Nada más que el susto.

Le agradecieron a Barragán por la intervención. La mujer se agachó y abrazó a Frankie. El le dio un beso a la señora. Sacó una tarjeta de Barragán de su campera y se la entregó.

Frankie era un justiciero. Nadie podía atacar a una persona mayor, a un niño y ni hablar a otro animal. No medía las consecuencias. Su contraataque era inmediato, fulminante y letal.

Igualaba a su Papuch, en su mensaje educador...

Sunday, November 2, 2008

Día de descanso

Era domingo, permanecieron en la cama más de lo habitual.

Paula le dió un beso, suavemente.

Frankie, no podía ser menos, se le tiró encima, bruscamente, era su forma de saludar por las mañanas. En realidad a toda hora. Era bastante torpe en sus numerosas muestras de cariño con Barragán.

Comprendido el claro mensaje, Barragán le dio un beso en la trompa y se dispuso a disfrutar de su baño. Un verdadero ritual.

Al cabo del mismo, bajaron a desayunar. Paula se había duchado previamente.

Jorge los esperaba en el salón, estaba hojeando los diarios del día.

El gerente del hotel se acercó a saludarlos y le entregó a Barragán una caja de FedEx.

La habían remitido de su oficina en Buenos Aires. Imaginó el contenido, lo estaba esperando ansioso.

Dos BlackBerry 9000 Bold, y dos iPhone 3G, los últimos modelos de ambas compañías.

Uno de los iPhone, poseía grabada en el perfil posterior una dedicatoria muy particular: "Para Frankie, especialmente" Firmado: Steve Jobs.

Si, el mísmisimo fundador y CEO de Apple, sin lugar a dudas una de las personalidades de la tecnología, dedicándole el equipo, un verdadero suceso en el mercado mundial, a Frankie.

Barragán le encendió el teléfono. Ya venía precargado de fábrica el iTunes con la música que le gustaba a Frankie. Steve nunca perdía un detalle.

Barragán le enseño como podía seleccionar los temas de sus artistas favoritos, simplemente presionando sobre la pantalla, con sensibilidad táctil.

Obviamente, Frankie no leía (por ahora), pero estaba acostumbrado a ver las cubiertas de los CDs, DVDs y discos de vinilo de Barragán. Sabía identificar muy bien los artistas de su preferencia.

El iPhone las traía cargadas. Steve lo había hecho, justamente para que Frankie tuviera la facilidad y la libertad de elegir sus temas. La gente de Shure le había hecho unos monitores, in-ear, a su medida.

Frankie, no lo podía creer. Estaba fascinado escuchando SU música. Empezó con Barry White y su Let The Music Play! Era muy gracioso verlo "bailando" en el medio del salón. El personal del hotel y los restantes huéspedes lo aplaudían de pie!

Era hora de ir finalizando con su "show". Irían a pasear por la ciudad. El tiempo continuaba lluvioso y el pronóstico anunciaba tormentas para el resto del día. Paula subió a vestir a Frankie adecuadamente. Odiaba mojarse.

Los miembros del cuerpo de seguridad trajeron la X6 a la puerta del hotel.

Paula y Frankie bajaron, ella con la típica campara Barbour verde y él con una capa Barbour azul.

Se subieron al auto. Barragán al volante, Paula de copiloto, Frankie y Jorge atrás. Obviamente Frankie sentado atrás de Barragán.

Apenas se subió, lanzó su aullido característico. Barragán lo comprendió de inmediato. Arrancó a toda velocidad. Frankie le dio un beso a su Papuch en la oreja.

En un semáforo, empezó a ladrar. Nadie entendía que le pasaba, excepto Barragán. Quería que le encendieran el BlackBerry ahora. Seguramente quería llamar a alguno de sus dos hermanos, Flopy y Edu.

La gente de Research in Motion (RIM), la compañía canadiense, desarrolladora del BB, también había aportado lo suyo. Le habían adaptado el sistema de discado por voz. Según como Frankie ladrara se podía comunicar con alguno de sus contactos. Jorge, Paula, Flopy, Edu y obviamente su Papuch. Asimismo con servicios de emergencia, policía, bomberos y médicos.

Barragán nunca salía de su asombro. Era increible como todo el mundo trataba a Frankie.

La ciudad era realmente fantástica. Junto con París, NYC y Buenos Aires, sin lugar a dudas, era una de las capitales del mundo, aunque Barragán se consideraba "ciudadano del planeta" y se sentía muy a gusto en diversas localidades.

Almorzaron en una pequeña posada fuera de la ciudad, luego regresaron al centro, corrieron bajo la lluvia, visitaron Harrods (el personal de seguridad tenía órdenes expresas de franquearle la entrada a Frankie).

Volvieron al hotel por la noche. Continuaba la lluvia, mucho más copiosa que antes, incluso. Frankie le ladró a Barragán. Lo miró. Sus ojos lo decían todo, quería ir a caminar solo con su Papuch.

Barragán se disculpó con Paula y Jorge, pero no podía defraudarlo.

Ellos los miraron atentamente alejarse. Nadie podía dejar de envidiar semejante relación. Solo ellos dos, a nadie le estaba permitido entrometerse.

Frankie ladró y se comunicó por su BlackBerry con su hermano Edu. Al escuchar la voz, su felicidad era completa.

Thursday, June 5, 2008

Frankie disfruta.

La llovizna tenue continuaba...

Barragán decidió "pasear" con la moto. El término "pasear" no debía interpretarse en el sentido usual, sino como diferente a la velocidad promedio habitual que alcanzaba con ella.

Se acercaba a los suburbios de Londres y el tránsito se incrementaba claramente.

Decidió era tiempo de evitar complicaciones.

Comenzó sus conocidas maniobras evasivas. La gente de seguridad desde los helicópteros no podían dejar de suspirar al observarlo desde el aire. Era un verdadero espectáculo. El intercambio de comentarios por los auriculares lo decía todo. Nunca habían visto algo similar.

Se aproximaba muy rápidamente al hotel.

Cuando llegó a la esquina, lo alcanzó a divisar y no lo podía creer, aunque tampoco lo sorprendía, conociéndolo como lo conocía.

Frankie estaba parado en la puerta del mismo, con su capa Ducati y su casco ya colocado, mirando en dirección por la que debería aparecer Barragán, dado el sentido del tránsito.

Sus miradas se cruzaron.

El contacto visual entre ambos lo transmitía todo.

Paula lo sostenía con su correa. Barragán estacionó, se sacó el casco y recibió un beso. La cara de Paula también lo decía todo. Mirada de resignación. Había hecho lo imposible, pero no podía luchar más con él. Debía vestirlo si o si y sacarlo a la calle. Estaba desesperado por encontrarse con su Papuch. En esas circunstancias, la opción era muy sencilla.

Hacer lo que deseaba Frankie o exponerse a uno de sus ataques de furia, destruyendo todo lo que encontraba a su paso. Aunque lo hacía como un juego, el resultado era el mismo.

Se paró en dos patas, con las delanteras sobre el pecho de Barragán. Era su costumbre desde cachorro.

Barragán miró de reojo a la gente de Ducati.

Entendieron claramente el mensaje, uno de ellos afirmó con la cabeza.

Los soportes para Frankie estaban listos. Colocarlos les tomaría solamente unos pocos minutos. Cuatro hombres, dos por cada lateral se pusieron a trabajar inmediatamente en la instalación.

Barragán trató de convencer a Frankie para salir más tarde. Obviamente le resultó imposible. Y lo prometido era deuda.

Se subió a la moto él primero, y luego lo ayudaron a Frankie para que se montara. Comprendió muy bien la utilización de los soportes. Colocó sus patas traseras en cada uno de ellos y sus patas delanteras sobre los hombros de Barragán.

Le dió un beso en la oreja. Ya estaba listo!

Barragán se colocó el casco. Frankie ya tenía el suyo colocado de antemano.

Aceleró suavemente, Frankie hizo su famoso "lobito" a la gente en muestra de agradecimiento y alegría.

El "lobito" era una suerte de sonido profundo y extenso que realizaba puntualmente cuando quería manifestar algo especial.

La gente de Londres los observaba a su paso, y no entendían nada.

Obviamente no es común ver a un perro andando en una motocicleta, y menos aún a un perro con su capa, casco, parado en dos patas, abrazando a su dueño con las delanteras en una Ducati 1098R Tricolore, bajo el cielo gris y lluvioso de esa magnífica ciudad.

Wednesday, June 4, 2008

Srta. K., nuevamente...

Barragán conducía totalmente concentrado.

Si bien es cierto lo hacía siempre, en una máquina con las prestaciones simplemente magníficas, como la que poseía, no permitiría el más mínimo error o el desenlace podría ser fatal.

La aceleración de la Ducati, resultaba honestamente espectacular, increible!

Cada vez que partía desde algún semáforo, la rueda delantera iba en el aire, a escasa distancia del suelo, y así continuaba prácticamente todo el tiempo. Barragán estaba disfrutando mucho su corcel tricolor.

Sintió en el intercomunicador de su casco, la voz del líder de la custodia, desde el helicóptero, lo habían perdido y le estaban solicitando confirmación de su posición. La pérdida era visual, ya que los sistemas de GPS facilitaban un seguimiento constante. Barragán confirmó las coordenadas.

En realidad poco le preocupaba la custodia mientras circulaba solo. Muy mal la pasaría el o los potenciales atacantes. Poder alcanzarlo, cerrarle el paso, era prácticamente imposible, pero llegado el caso, su batería defensiva era, sin lugar a dudas, absolutamente letal.

Ya había salido de la ciudad de Londres, y se dirigía por un estrecho camino a un pequeño poblado, situado aproximadamente a unos 100 kms. de la misma. Confiaba arribar en minutos.

La Ducati se inclinaba de un lado a otro, en un sector de curvas del trazado.

Realizó un llamado telefónico a la Srta. K. Obviamente no apartaba las manos del manubrio y los comandos de la motocicleta. El sistema Bluetooth, junto con el de discado activado por voz de su BlackBerry, eran muy prácticos, precisos y confiables.

Confirmaron el lugar de encuentro, cuando cortó, estaba a las puertas del poblado.

El GPS lo comenzó a guiar hasta la posada The Great Duck.

Apenas estacionó y se bajó de la moto, comenzó a llover nuevamente. Nunca más oportuno. Hubiera sido una verdadera molestia conducir bajo la lluvia.

Se sentó y ordenó un café, junto con una botella de Highlands. A los diez minutos ingresó la Srta. K. con su elegancia de siempre.

Intercambiaron datos. Barragán necesitaba más precisiones. Nuevamente, pensó en la cantidad de gente que rodeaba al Príncipe.

Pero un grupo de sudafricanos, le resultaba particularmente interesante, aunque obviamente no se lo dió a conocer a la Srta. K.

Se despidieron, restaban muchas cosas por hacer. No podía perder un minuto en encuentros sociales. Ya habría tiempo para ello.

Se montó nuevamente en la Ducati. La lluvia continuaba, aunque muy leve, pero desde ya debía aumentar la precaución en la conducción.

Destino, Londres. Lo primero que pensó, era si la gente de la fábrica habría terminado los soportes para Frankie. Nadie lo soportaría, sino lo llevaba a pasear en la moto, tal como le había prometido.

Por otra parte, Barragán siempre, absolutamente siempre, cumplía sus promesas. Era su conducta de vida.

Monday, June 2, 2008

Camino a ...

Había parado de llover.

Barragán lo tomó como un indicativo. Debía usar la Ducati 1098R Tricolore, se dijo a sí mismo. En realidad cualquier excusa hubiera venido bien.

Debía cambiarse, subió a la suite, con el bolso, y elegiría ropa adecuada para montar la superbike.

El equipo técnico de Ducati, poseía órdenes expresas de la Dirección de la compañía, de hacer base en Londres hasta cuando Barragán lo indicara, y supervisar el correcto funcionamiento del producto.

Se cumplían 30 años de la famosa victoria Isle of Man, Ducati Tourist Trophy. Algunos de los miembros del team, habían sido convocados especialmente por la fábrica, para entregar la moto a Barragán. Eran, con total seguridad, los mecánicos más especializados del mundo.

Primer misión, construir los soportes para Frankie. Barragán le había prometido que lo iba a llevar a pasear a la noche, cuando regresara.

Si bien era una superbike de competición, poseía cierto equipamiento necesario para Barragán. Principalmente en el área de comunicaciones y un GPS.

Paula coordinó con el personal de custodia los pasos a seguir. Obviamente resultaría imposible seguirlo por tierra.

Optaron por retirar custodia y reemplazarla por personal transportado en helicópteros. Entendieron que 4 equipos serían suficientes. Personal de élite, con francotiradores a bordo, formarían parte del equipo asignado.

Si Barragán iría por el aire, su custodia debía hacer lo mismo.

La motocicleta había sido encendida y una innumerable cantidad de cables y sensores se encontraban conectados a los ordenadores, realizando los controles de último momento.

En realidad todo funcionaba como si estuvieran en plena competición, disputando el Campeonato del Mundo, el cual, la marca había ganado muchísimas veces.

Barragán apareció con sus zapatillas Puma, un jean Levi´s, la campera y el casco Ducati en la mano.

Jugó con Frankie unos minutos, le dió un beso a Paula, se subió a la moto.

Señas de los miembros del equipo.

Aceleró, desapareció! Los mecánicos lo ovacionaron.

Al fin llegó

5 de la madrugada en Londres...Barragán entreabrió sus ojos, veía a través del techo de cristal de la habitación los relámpagos y la persistente lluvia que lo había acompañado, casi todo el tiempo desde su llegada a Gran Bretaña.

Decidió levantarse.

Tomó el flash drive que le había entregado Gordon Brown, con la información recogida por los servicios de seguridad británicos. Era un SanDisk Professional, con facilidades para encriptación de datos.

Lo conectó a su notebook, una Dell Latitude D 630, la inició, y en segundos estaba revisando todo el material, bastante profuso por cierto. Los 8 Gb. de capacidad del drive lo permitían. Toda clase de documentos, y formatos, Word, planillas de cálculo en Excel, bases de datos Access, presentaciones en PowerPoint y muchas otras. Fue repasando cada una de ellas, absorviendo una gran cantidad de datos.

Había pasado más de una hora, y la lluvia continuaba. Los relámpagos iluminaban plenamente la habitación de manera intermitente.

Observó la cama, Frankie y Paula dormían profundamente. Si bien Frankie lo había escuchado, Barragán le indicó que continuara descansando.

Las siluetas desnudas de ambos, bajo la tormenta, era un espectáculo digno de contemplación.

Barragán se dirigió al baño y se dispuso a cumplir con su acostumbrado ritual, ducha, afeitada y selección de la ropa para el día.

Pidió que le subieran el desayuno a la suite. A los pocos minutos, el siempre muy eficiente servicio del "41", lo inundó con una soberbia variedad de tés, cafés, jugos, frutas, y huevos en diversas preparaciones, entre otras cosas.

Paula se despertó y lo saludó como solo ella, sabía hacerlo. Una vez más, Barragán no pudo dejar de sorprenderse.

Sonó el teléfono de la habitación, le avisaron que lo estaban esperando en la recepción.

Bajó inmediatamente con Paula, y Frankie, quien obviamente no se quería perder detalle de todo lo que pasaba.

Al llegar al lobby, se escuchaban a lo lejos, las típicas risas latinas, y fue saludado con un caluroso Ciao.

Lo invitaron a salir a la calle. Un impresionante camión Iveco, totalmente colorado, estaba estacionado en la puerta.

Un equipo de aproximadamente 15 personas, todas con buzos antiflamas con los colores de la bandera italiana, se encontraban estudiadamente parados alrededor del mismo.

Al ver a Barragán, se escuchó una orden y el lateral del camión se deslizó, dejando al descubierto, una gran funda, también colorada con letras blancas. Era inconfundible. Le acercaron la documentación de soporte del transporte internacional y recibo de entrega, donde se leía Ducati Motor Holding S.p.A.

Los miembros del equipo, sacaron la funda y apareció la magnífica silueta, esculpida, como la obra de arte que era, una motocicleta Ducati 1098R Tricolore SuperBike.

La edición Tricolore había sido especialmente diseñada para Barragán.

Constituía el pináculo de las motocicletas a nivel mundial. Sus prestaciones eran realmente increibles.

Le pidieron que se subiera, para realizarle ciertos ajustes, de acuerdo al conductor. Habían viajado desde Bologna, en Italia, donde se encuentra la fábrica, comandados por el máximo responsable del área de competición de la compañía, para entregarla, como un cliente de la talla de Barragán lo merece.

Barragán simplemente la encendió, un par de aceleradas y la apagó. Era ya demasiado pensó.

Pero no, faltaba una sorpresa, le entregaron dos bolsos con el logo de la marca.

Abrió el primero, contenía una campera Ducati, Isle of Man Edition y un casco Arai, Ducati Stripes. Se probó la campera, le quedaba perfecta, Gianni Campagna les había brindado sus medidas y supervisado la confección de la misma.

Mientra tanto, Frankie "luchaba" contra el otro bolso, era conocido por su cabeza dura, de una forma u otra lo abriría. Seguramente algo percibiría.

Paula se lo abrió, efectivamente no se equivocaba. Extrajo una capa para él, colorada, con la leyenda Ducati en uno de sus laterales, y Frankie en el otro con la misma tipografía. Ambas en color blanco.

Frankie había sido educado y entrenado desde chico a andar en moto, parado en sus patas traseras y con las delanteras en los hombros de Barragán, pero obviamente hacer eso en una máquina de éstas iba a ser bastante complicado.

Como a todo chico, no se le podía sacar la ilusión. Barragán no le dijo nada, ya verían la forma de subirlo. Uno de los técnicos de Ducati le sugirió hacer unas bases a los laterales, para que se pudiera parar tranquilo, y obviamente circular muy despacio. También había un casco chiquito, para él.

Barragán recordó la publicidad de BMW que había filmado en Alemania, donde utilizaba un casco naranja...

Pero las sorpresas no finalizaron ahí. Ducati había enviado tres camiones adicionales, conteniendo dos automóviles Alfa Romeo 8C Competizione y un 8C Spider, éste último para uso de Paula y los otros dos para Barragán y Jorge.

Ninguno podía salir de su asombro!

Todo estaba listo para partir, que más se podía esperar.

Sunday, June 1, 2008

Dining at "41"

Paula se encontraba parada en la puerta del hotel. Su figura resultaba inconfundible, aún a pesar de la noche y la tormenta. Sus ojos brillaban en la oscuridad. Sus curvas, también.

Recibió a Barragán con un beso. Frankie enseguida comenzó a demandarle caricias. Era muy celoso.

Personal del hotel lo llevó a la suite, mientras Paula, Jorge y Barragán se dirigieron al Executive Lounge para cenar.

El BlackBerry vibró y luego sonó. El ringtone personalizado, "Volare", indicaba claramente de dónde venía la llamada. Bastaron unos pocos minutos. Le confirmaban el arribo mañana por la mañana de lo que tanto estaba esperando. Colgó y sonrió. Comenzaba a disfrutar!

Se sentaron a la mesa, entrada, melón con jamón italiano y luego un pollo a la parrilla con papas al horno, acompañado por gaseosas y la clásica San Pellegrino para Barragán.

Él y Jorge le comentaron a Paula sus visitas a Palacio y a Downing Street.

Ella por su parte, había aprovechado para recorrer la ciudad, y obviamente, como toda mujer, para hacer shopping.

Una ciudad como Londres, para una chica de 28 años, significaba cuasi el paraíso, a la hora de compras.

Barragán solicitó el café. Nespresso le había enviado el Goroka, el nuevo café de edición limitada, cultivado en Papua New Guinea. Era realmente bueno.

Subieron a las habitaciones, Barragán debía descansar, mañana saldría muy temprano a un pueblo cercano, tendría una nueva reunión con la Srta. K.

Cuando entraron con Paula a la habitación, la lluvia continuaba, los relámpagos iluminaban la misma y sobre la cama, una sombra conocida...

Frankie, no había podido resistir la tentación, y se había instalado muy cómodo en el medio de la misma.

Paula y Barragán se miraron de manera cómplice. El mensaje era muy claro. Frankie, seguro, no se pensaba mover. Apenas abrió los ojos.

Riding the BMW X6

Barragán se estaba aproximando al hotel.

Frankie comenzó a ladrar, y era imparable!

El mensaje era muy claro, tenía ganas de pasear en el auto con su dueño, su médico, escuchando buena música en una noche lluviosa de Londres.

Barragán, jamás dejaba de darle los gustos.

Alertó a la custodia por la radio y cambiaron de destino, rumbo a Trafalgar Square...y luego los típicos edificios, torres, abadías, etc. de la ciudad.

Frankie iba con su cabeza apoyada sobre el hombro izquierdo de Barragán, se miraban de reojo con Jorge. Usual en ellos dos, se estudiaban mutuamente. A Jorge le sorprendían las actitudes humanas de Frankie, su relación con Barragán de hijo y padre, y el porte del Weimaraner. En sus años de profesión, nunca había visto un animal estéticamente tan perfecto.

Frankie, por otra parte, sentía un profundo agradecimiento por Jorge, no era para menos, hacía un par de años le había salvado la vida! Lo había operado de urgencia, por una torsión gástrica, sufrida en la esquina de su consultorio. En cinco minutos, Frankie estaba en la mesa de operaciones de su quirófano. Su hija, también estudiante de veterinaria, lo había asistido. Frankie vivió su postoperatorio en la casa de Jorge, por precaución, durante tres días. Eso lo había unido muchísimo a él.

Pero, como era habitual, cuando estaba con su Papuch, toda su atención giraba en torno a ellos dos únicamente.

Jorge y Barragán conversaban sobre la arquitectura de la ciudad, Jorge le comentaba lo bien que la habían pasado en Palacio.

Eran las 23 horas, ya era tiempo de regresar al hotel. Paula los estaría esperando para comer.

Nuevamente la comunicación con la custodia y ahora si, destino "41"

El líder encendió la sirena y las luces de su motocicleta, seguido de inmediato por los restantes miembros.

La aceleración de las BMs era impresionante, y la X6 no se quedaba atrás. No sorprendía, eran todos de la misma sangre.

Serpenteaban por el tránsito.

Una vez más, Frankie lo disfrutaba como lo que era, un verdadero chico!

Motocicletas, sirenas, luces, música, velocidad, Barragán, Jorge, era como estar en DisneyWorld!

Visita a Downing Street

Barragán se dirigía muy velozmente hacia Downing Street, en el Nro. 10 se hallaba la residencia del Primer Ministro del Reino Unido.

Mientras conducía iba armando el rompecabezas. Existían muchas "piezas" involucradas.

Mucha gente se aproximaba al Príncipe, y todos ellos eran potenciales sospechosos.

Arribó a DS, le dió la llave de la X6 a uno de los miembros de los servicios de seguridad y saludó a los demás que estaban apostados en las proximidades de la puerta de entrada.

Gordon lo recibió en el hall y se dirigieron a su acostumbrada sala de reuniones. Mortimer, su fiel mayordomo, les ofreció algo para beber. Barragán optó por un agua Highlands, excelente producto de origen escocés.

Luego de los comentarios usuales, fueron directamente al grano. Gordon le entregó a Barragán un pen drive con información suministrada por los servicios de seguridad británicos.

Barragán, a su vez, lo actualizó respecto de sus investigaciones y de su reunión con la Srta. K. Era la persona más unida y próxima al Príncipe.

Le transfirieron una comunicación a Gordon. Era el Príncipe Carlos.

La tomó en el teléfono de conferencias Polycom, para que Barragán pudiera participar. Se notó un gran alivio en la voz de Carlos, al escuchar a Barragán.

Barragán observó su Rolex Daytona. Eran las 21 horas, debía ir a buscar a Frankie y a Jorge a Palacio.

Gordon ordenó que trajeran la X6 a la puerta. Se despidieron con un fuerte abrazo y acordaron comunicarse al otro día por la noche, o antes si fuera necesario. Los sistemas de comunicación de Barragán eran legendarios.

Barragán llegó a Palacio, le franquearon la entrada, iba acompañado por 8 motocicletas BMW de la New Scotland Yard.

La lluvia continuaba. Frankie y todos sus amigos estaban jugando en un patio techado, interno.

Jorge se encontraba en la biblioteca, en un sector especialmente reservado para bibliografía canina. La calidad de los ejemplares y la variedad de los mismos lo habían hipnotizado.

Cuando Frankie vió a Barragán se olvidó de sus juegos y salió corriendo a saludarlo. No se despegaría más de él.

Bajo la fuerte tormenta, subieron corriendo al automóvil. Jorge adelante y Frankie atrás.

Barragán encendió el motor y se escucharon los primeros acordes de September, por Earth, Wind & Fire.

El volumen alto, el clima festivo de la canción, pasear en la X6 con su dueño, creaban un paraíso para Frankie.

Una sonrisa, se le dibujó en la cara.

Barragán aceleró bruscamente, ya estaban en camino hacia el "41".

Sunday, May 18, 2008

Frankie a Palacio

Barragán se dirigió al hotel a buscar a Jorge. Tenían muy poco tiempo para llegar a horario a Palacio.

Jorge estaba parado en la puerta del hotel.

Ascendió y partieron. La residencia de la Reina estaba muy próxima.

Personal de la custodia de Barragán intercambió unas palabras con la gente de protocolo y el oficial a cargo de la Guardia Real.

Se abrieron las puertas de Palacio e ingresaron.

Frankie descendió del SAV. Jorge lo tenía con su correa. Frankie nunca circulaba sin su correa en espacios al aire libre.

A los pocos minutos, apareció la Reina Isabel, rodeada de sus perros Welsh Corgi (4), Cocker Spaniels (5) y un par de Labrador Retrievers. Era conocida la devoción que sentía por ellos. Los llevaron a todos a un gran jardín, donde existía un sector cercado, los soltaron a todos, estarían muy seguros. Enseguida empezaron a correr por todos lados. Jorge no se cansaba de fotografiarlos.

La Reina, luego de saludar a Barragán, a quien conocía muy bien, de viajes anteriores, lo invitó a pasar a Palacio, obviamente la vida de su nieto se encontraba comprometida.

Ingresaron, y Barragán fue invitado a firmar el Libro de Invitados Ilustres, algo reservado para muy pocos.

El cariño y respeto que la familia real le había demostrado históricamente lo llenaba de orgullo.

Barragán extrajo de su chaqueta Barbour su lapicera. Una Pelikan Souverän M1000. Con un gran plumín en oro 18 quilates, decorado con Rodio. Firmó. El trazo, era único, con una pluma 3B, lo decía todo.

Barragán era un coleccionista de lapiceras desde muy chico, Parker 51, Parker 61, Parker 75 (regalo de su padre, con la cual había hecho sus exámenes en la facultad y firmado su título de Contador Público), diversas Montblanc, desde la clásica 149, otras como la Solitaire en plata, una edición limitada en Lapiz Lazuli y Oro, las Dupont francesas, la Namiki japonesa, sus Alfred Dunhill AD2000 en Fibra de Carbono (en realidad, producida también por Namiki), con su plumín Stub, Louis Vuitton, y muchas más...pero la Pelikan, era seguramente su preferida.

La Reina le manifestó su preocupación por los hechos acontecidos, le preguntó como lo había visto a Carlos.

Barragán le transmitió toda la tranquilidad como solo él podía hacerlo.

Se despidió.

La Reina Isabel, al igual que muchos otros, respiró profundo y tranquila.

Estamos en las mejores manos, pensó, no hay duda.

Barragán tenía que ir a visitar al Primer Ministro. Saludó a Frankie y a Jorge. Los pasaría a buscar a su regreso de Downing Street.

Portobello Market

Barragán encendió la X6. El sonido del motor, como todo producto de la marca germana BMW, era simplemente magnífico.

Frankie se sentó en el asiento del acompañante. Resultó imposible convencerlo que se sentara atrás, como solía hacerlo siempre, por medidas de seguridad. La ansiedad por encontrarse con Flopy lo podía.

Las motocicletas de la custodia que lo acompañaban, iban abriendo el camino. El trabajo era desempeñado por verdaderos profesionales, era cuasi imposible realizarlo en el centro de Londres, sin embargo ellos podían.

Barragán tenía sintonizada la radio del team, lo cual le permitía adelantarse en cada una de las maniobras. Eran muy precisas las indicaciones respecto del próximo obstáculo a salvar.

Frankie disfrutaba el recorrido, la velocidad, las sirenas y las luces, como lo que era, un chico...En pocos días se había ganado el cariño de todos los miembros de la custodia, de la gente de Scotland Yard, el SIS, y ni hablar del personal del hotel.

De hecho, había recibido una invitación muy especial para hoy a la tarde, ir a jugar a los jardines del Palacio, con los perros de la Reina Isabel. Ya lo habían bañado en el hotel y Jorge lo iba a acompañar.

Llegaron a la estación de trenes. Barragán y Frankie se bajaron del vehiculo. A los pocos minutos aparecieron Flopy y María. Las ayudaron con el equipaje.

Flopy se había recibido de Contador Público, la misma profesión de su abuelo paterno y de su padre. El viaje era para celebrarlo con su mamá. La estaban pasando muy bien, venían de París, donde habían alquilado un departamento, estaban un par de días en Londres y luego regresaban nuevamente a París.

Barragán pensó en su padre. Adoraba a esa nena. Imaginó como se sentiría al verla recibida. Seguro la estaba viendo, desde lo alto. Había fallecido hacía 16 años.

Los padres de Barragán se habían conocido en la facultad de ciencias económicas. Por otra parte, Edu estudiaba para la Licenciatura en Economía.

Se le cayeron unas lágrimas...apretó fuerte a Frankie y besó a su hija.

Subieron todos al auto, ahora si Frankie, cedió milagrosamente su lugar a Flopy en el asiento delantero. María y él se sentaron atrás.

La pregunta en la radio, fue muy clara:

- Are you ready?
- Yes.
- Notting Hill. Confirmed?
- Confirmed.
- Go, Go, Go.

Parecían caballos desbocados....en una perfecta formación.

She, por Elvis Costello, sonaba en el equipo Harman Kardon de la X6, el mismo de su autómovil en Buenos Aires.

La "clásica" banda de sonido de la película Notting Hill.

Llegaron muy rápido a Portobello Market. Anthony, un amigo londinense de Barragán les había recomendado la mejor hora para ir a visitarlo.

Flopy y María bajaron, Barragán les llevaría el equipaje al hotel.

Era hora de llevar a Frankie, para su visita al Palacio.

Mientras tanto, Barragán visitaría el Nro. 10 de DS.

Friday, May 16, 2008

London

Frankie se subió al interior del Bentley, y se instaló cómodamente en el asiento trasero. Le habían colocado una funda para que no se arruinara el tapizado de cuero del auto.

Barragán se acomodó en el asiento de conductor, verificó especialmente la posición del mismo, de los espejos, luces, sistemas electrónicos de control de tracción, etc., seleccionó un CD, el de la película Notting Hill, esa tarde estaban arribando a Londres Flopy y María, desde París. Era sábado, el día para ir a visitar Portobello Market.

Decidió ir a buscarlas a la estación de tren y alcanzarlas hasta el mercado, venían únicamente por un par de días y no iban a tener mucho tiempo, así que había que aprovecharlo al máximo.

Por otra parte, eran indudables las intenciones de Frankie, lo único que deseaba era ir a pasear y jugar bajo la lluvia con su Papuch.

Y Barragán seguía siempre una regla de oro...cualquiera fuera el proyecto en el cual se encontrara involucrado, siempre lo primero era "cumplir" con sus hijos, Flopy y Edu, y con Frankuch. Todos sus clientes la conocían y en todos sus años de profesión, nadie, absolutamente nadie, se había animado, ni siquiera a desear violarla.

Frankie se dió cuenta que sería un día muy especial para los dos, encontrarse con Flopy lo iba a llenar de alegría, adoraba a su "hermana", al igual que a Edu.

Frankie iba acostado, mientras el auto circulara a gran velocidad, todo estaba bien para él. El problema era cuando el auto se detenía, no lo toleraba.

Ingresaron al centro de Londres, camino al hotel.

Arribaron, Frankie fue saludado por todos los miembros del staff, se quedó jugando con ellos, mientras Barragán se comunicaba con el Príncipe Charles, a quien le comentó los frutos de su conversación con la Srta. K. Existían muchas aristas interesantes para ser analizadas. Charles le agradeció y ganaba en confianza. El porcentaje de solución de casos de Barragán ascendía, simplemente al ciento por ciento, lo cual obviamente no era poco.

Barragán subió a la Master Suite. Paula lo recibió con un beso muy dulce, que invitaba a más. Pidieron el almuerzo para ser servido en el cuarto, para ellos dos, y la comida de Frankie.

Sonó el teléfono, le avisaron que Frankie se había encontrado en la planta baja, con Jorge, su veterinario, seguramente no subiría a comer con ellos.

Miró su reloj, era tarde, tenían que apurarse para ir a buscar a Flopy a la estación.

Llevaron una camioneta BMW X6, en el auto, no iban a entrar todos, junto con las maletas, más tratándose de dos mujeres.

Sunday, May 11, 2008

Srta. K

6:30 de la madrugada, Eduardo Barragán sintió frío en su nariz, se despertó, la sensación era inconfundible, una trompa enorme se encontraba literalmente pegada a él, abrió sus ojos y se enfrentó con otros dos enormes color ámbar, aún a pesar de la oscuridad, el inusual brillo los distinguiría a kilómetros.

Frankie lo miraba como solo él podía hacerlo, tenía muchas ganas de jugar con su Papuch, hacía bastante tiempo que no compartían sus días de juego y trabajo.

Barragán lo acarició en la cabeza, arriba, entre las orejas como le gustaba, se sentó...podía quedarse así por horas, pero había que salir, tenían un encuentro con alguien muy especial.

Saltó de la cama, se dirigió al baño, se duchó, afeitada, higiene bucal un poco de perfume y ya estaba casi listo.

Seleccionó un conjunto completo de Barbour, botas, pantalones pinzados, una camisa escocesa y la típica campera encerada de algodón egipcio.

Le colocó a Frankie su capa Barbour.

La lluvia continuaba, debían estar protegidos.

Bajaron al Executive Lounge y tomaron su acostumbrado desayuno, algo frugal, todo muy sano. Frankie tenía preparado su plato con Eukanuba y un pote de porcelana inglesa lleno de agua mineral bien fría.

A los quince minutos, ya estaban en marcha, a bordo del Bentley, camino a la campiña inglesa. Frankie iba sentado atrás observando toda la ciudad, mientras Barragán conducía a alta velocidad. Barry White sonaba en el equipo de audio.

Luego de aproximadamente una hora de viaje, arribaron a un pequeño poblado, tenían que encontrar la hostería Robin Hood.

No era nada díficil, el GPS del auto, había sido ya "ajustado" por la gente del SIS, y lo dirigió al destino final en cuestión de minutos.

La divisaron en una esquina, el típico cartel de madera colgante, y una tenue luz se divisaba a través de las ventanas.

Estacionó, bajaron, Frankie lanzó un ladrido de descontento, si bien era un Weimaraner, un perro de caza de origen alemán, estaba muy acostumbrado a la vida de las ciudades, embarrarse sus patas no era su idea de algo muy divertido, pero con tal de estar con Barragán, todo estaba bien en definitiva.

Abrieron la puerta, una pequeña barra la enfrentaba, una chica pelirroja, con su cabello muy largo, ojos verdes, tez muy blanca con pecas, de aproximadamente 35 años los saludó y les ofreció algo para tomar. Era temprano, pero Barragán optó por una J.W. Lees Vintage Harvest Ale, una excelente cerveza británica.

Tomó asiento en una mesa, en una esquina apartada del salón. A los pocos minutos ingresó una joven con cabello largo, morocha, un jean y una campera, con un look muy tranquilo. Le dió un beso y acarició a Frankie.

La Srta. K, como le gustaba llamarla, tenía aproximadamente 26 años estaba unida al Príncipe desde hacía bastante tiempo. Su colaboración podría resultar de fundamental importancia en la investigación.

Realizaron un rápido repaso de la infancia del Príncipe y se detuvieron en el análisis de los últimos años: facultad, fuerzas armadas, actividades de caridad.

Frankie no dejaba que jugar con ella. Todavía recordaba una tarde que habíamos pasado todos juntos en Clarence House. Se hicieron grandes amigos. Ella adoraba a los perros y Frankie a ella.

Barragán fue dibujando un mapa con los diversos personajes que ella relataba.

Sunday, April 20, 2008

Todos juntos

Arribaron al "41".

Como era habitual, Frankie, descendió primero, era incontenible, terriblemente ansioso.

Bajaron el escaso equipaje de Paula y Jorge, un asistente llevó el auto al estacionamiento.

Mientras Frankie, era saludado por personal del hotel. Había venido varias veces y desde cachorro, se había ganado el cariño de todos. Se peleaban por darle sus galletas.

Entraron al hall, y decidieron subir a las habitaciones, para encontrarse en media hora en el Executive Lounge, donde les prepararían un desayuno.

La recepcionista indicó para que acompañaran a Jorge a su habitación.

Barragán, junto con Paula y Frankie, se dirigieron a la Master suite.

Ingresaron, y se encontró con una cama Orvis, para él, similar a la que tenía en su casa en Buenos Aires. La gente del hotel se había preocupado por encontrar una en Londres. Era de origen estadounidense. Enseguida la probó, se tiró un rato.

Paula le comentó las últimas novedades de la oficina en Buenos Aires a Barragán.

Siguiendo el camino de su vestuario, se llegaba al baño. Una ducha reparadora, caliente era lo que necesitaba.

Un jean gastado, celeste, una remera básica blanca y una campera, era todo cuánto necesitaba. Sin olvidar unas gotas de perfume.

Bajaron, se encontraron con Jorge, el desayuno ya estaba servido, bandejas con frutas frescas de estación de los más diversos orígenes del planeta, cafés, normal y descafeínado, innumerables variedades de tés, mermeladas, panes, croissants, manteca, quesos, salmón. Definitivamente sabían como hacerle la madrugada, mucho más placentera a una persona.

Londres, es una gran ciudad, decidieron ir a visitarla todos juntos. El auto ya estaba disponible en la puerta.

Tomaron sus abrigos, camperas, paraguas, la lluvia continuaba.

Fueron recorriendo, visitando el Palacio de Westminster, la Torre de Londres, el Tower Bridge, los Royal Botanics Gardens, la célebre Trafalgar Square, Canary Wharf.

Si bien continuaba lloviendo, las precipitaciones eran ligeras.

El BlackBerry, no dejaba de sonar, la gente del SIS permanentemente ponía al tanto a Barragán de sus avances en la investigación, básicamente en las entrevistas que realizaban con los compañeros de escuela y del ejército, del Príncipe.

Barragán dió la orden para convocar a la Srta. K., como él la denominaba, para mañana a primera hora.

Se encontraría con ella en una pequeña posada en las afueras de la ciudad. No era conveniente exponerla a cualquier tipo de aparición pública, que pudiera entorpecer la investigación. Los paparazzi, poseían una gran facilidad para lograrlo.

La muerte de la Princesa Diana, todavía se encontraba presente. Era muy querida.

Le había dispensado a Barragán atenciones muy particulares en vida.

Londres, llegan los refuerzos

Londres, 4:00 AM

El Bentley Continental esperaba en una de las pistas de Heathrow.

La lluvia arreciaba, la visibilidad era prácticamente nula.

Recibió un MMS, se estaban aproximando al aeropuerto, observó la cabecera de la pista, aparecieron las luces y el inconfundible perfil de esa maravillosa máquina.

El Gulfstream G650, tocó tierra, se deslizó suavemente, el sonido de sus dos turbinas Rolls-Royce BR725 era único.

Pintado en azul y naranja, y con unas insiginias argentinas. No era muy díficil imaginar quien era el propietario.

Con la configuración seleccionada, era capaz de transportar ocho pasajeros, con cuatro tripulantes a una velocidad de Mach 0,85, en un rango de 7.000 millas naúticas, eso significaba Buenos Aires-Londres, o un New York-Beijing, más la reserva.

Los sistemas de aviónica, lo convertían en el jet ejecutivo más avanzado del mundo.

Barragán descendió del automóvil, la lluvia era cada vez más fuerte, como había acontecido todos estos días, el viento también.

Abrió su paraguas Swaine Adeney Brigg, proveedores de la Casa Real, compañía fundada en el año 1836. Poseía varios, dos de ellos muy especiales, un Sword, con una espada en su interior, el famoso Malacca, con un arma de fuego.

El último, siempre era útil como back-up, de sus principales: Glock, Sig-Sauer, Heckler & Koch o Steyr.

El avión se detuvo totalmente a escasos metros de él.

Se abrió la puerta delantera, la asistente lo saludó fugazmente, debía correrse de la puerta en forma inmediata, sino quería resultar aplastada.

Dos sonidos cortos, profundos, se sintieron nítidamente en el medio de la cerrada noche.

Bajó toda la escalera de un salto y corrió hacia él. Se le tiró encima.

Frankie había arribado, el cariño hacia su dueño, era imposible de medir. Sus ojos ámbar, inconfundibles.

Previendo el tiempo en Londres, Paula le había colocado un chaleco Patagonia y una capa Barbour, ambos especialmente confeccionados para él.

La silueta de ella, se dibujó entre las luces y las sombras de la pista, nadie se podría confundir.

Por último descendió Jorge, su veterinario,. Frankie, jamás viajaba sin él. Jorge atendía a los perros de Barragán desde hacía 25 años aproximadamente. Era el único profesional en el cual confiaba.

La gente de aduana los liberó rápidamente de los trámites habituales.

Las motocicletas de Scotland Yard esperaban la señal.

Los cuatro se subieron al Bentley y partieron rápidamente hacia el "41".

Barragán sonrió, el equipo estaba completo.

A miles de kilómetros

Un movimiento inusual se estaba produciendo en el Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires.

La misma tenía básicamente dos campos aéreos, Ministro Pistarini, en la localidad de Ezeiza, donde operaban los vuelos internacionales, y Aeroparque en pleno centro de la ciudad, recostado sobre el Río de la Plata, desde donde operaban los vuelos de cabotaje, el puente con Uruguay y los hangares de jets ejecutivos.

La densa capa de humo que tapaba la ciudad había producido distintos trastornos a la operatividad del mismo.

Sin embargo, en uno de esos hangares, la tripulación estaba lista para el despegue, esperando a ese personaje muy especial que debía ser transportado, sin destino conocido por ellos, hasta el momento, con suma urgencia.

El capitán Fabio, veterano de los cielos, estaba ansioso por partir.

El viaje sería largo, la orden de llenar los tanques había sido impartida.

Saturday, April 19, 2008

London

6:30 AM, Barragán se levantó inmediatamente de la cama, su reloj biológico lo despertaba.

Encendió la televisión, y sintonizó el canal de noticias de la BBC. Justo en ese momento estaban transmitiendo una nota vinculada a los incendios en Argentina, más de 400 focos en el país, y casi unos 300 en Entre Ríos. Los mismos se relacionan con una vieja práctica de quema de pastizales, aunque en esta oportunidad la situación se había desbocado, el humo invadía la ciudad de Buenos Aires, población con histeria, temerosa por la toxicidad de dicha situación, la cual, en realidad no revestía peligro para la misma, pero si era muy molesta, por el fuerte olor, la falta de visibilidad traía aparejados numerosos accidentes, rutas, aeropuertos y puertos, eran cerrados, y numerosas teorías conspirativas se disparaban, alimentadas por la tensa situación entre el gobierno y los productores rurales de todo el país.

Había cosas peores, pensó. Apagó la TV y se dispuso a ducharse.

Tomó uno de los jabones Bronnley, la fragancia y la cremosidad eran únicas, por algo estaban considerados como los mejores del mundo.

Luego del baño, vendría la mejor parte, su ritual de afeitado.

Tomó la pequeña botella del aceite pre-shaving de Truefitt & Hill, distribuyó unas gotas en su cara, con una leve fricción.

Humedeció su brocha, medium, Super Badger, la calidad del pelo, era muy importante, en la retención de humedad, luego de untarla con la Rose Shaving Cream, especialmente formulada para pieles sensibles, la fue deslizando por el rostro en pequeños movimientos circulares.

Con su afeitadora de tres hojas, era con la cual obtenía los mejores resultados, dos eran pocas y cinco, sumamente incómodas, imposibilitando el acceso a ciertas zonas del rostro.

Luego de afeitarse, se pasó el stick de aluminio, el cual cerraba los poros.

Por último, lo que más apreciaba, friccionarse con el Skin Food, West Indian Extract of Limes, el efecto era inigualable.

Todo se lo debía a su peluquero de Geo F. Trumper, en Jermyn Street. Siempre que visitaba Londres concurría al establecimiento más que centenario a cortarse el pelo y afeitarse. Cada visita duraba más de dos horas, eran de un completo relax para él.

Cuando no estaba en el Reino Unido, los productos le eran remitidos especialmente a Buenos Aires.

La única diferencia era la falta de los toallas calientes, para abrir los poros antes del afeitado, y la no utilización de una navaja.

La fragancia del día. Punjab de Capucci. Su padre la había descubierto en París hacía casi cuarenta años. Continuaba siendo su preferida.

Bajó a desayunar al Executive Lounge del "41". Como siempre, el servicio y las opciones eran magníficas. El desayuno era la comida principal para Barragán.

Optó por un café de filtro, un poco de crema, jugo de pomelo, tostadas de pan de campo, manteca sin sal, mermelada de naranja, huevos revueltos con panceta, y un yoghurt de durazno.

Garota de Ipanema, por Sinatra, como música de fondo. Le gustaba mucho Brasil.

Fue a dar una vuelta, Regent Street, Oxford Street, Piccadilly Circus, Trafalgar Square, Kensington Gardens, Notting Hill...

Necesitaba relajarse y unir ideas.

Wednesday, April 16, 2008

Príncipe William

Barragán continuaba recorriendo las tierras de Highgrove, repasando mentalmente la vida de William.

El Príncipe William es el hijo mayor del Príncipe de Gales y Diana, Princesa de Gales.

Había nacido el 21 de junio de 1982 en el Hospital St. Mary's, Paddington, Londres.

Después de concurrir al Mrs Mynors School, el Príncipe William fue alumno del Wetherby School en Londres, desde 1987 hasta 1990.

Desde septiembre de 1990, el Príncipe concurrió al Ludgrove School en Berkshire, por cinco años hasta julio de 1995.

Luego asistió al prestigioso Eton College desde Julio de 1995, donde estudió Geografía, Biología e Historia del Arte.

Después de un año, en el cual visitó Chile, Belice, trabajó en granjas británcias y visitó países en Africa, el Príncipe William eligió cursar estudios en la St Andrews University en Fife, Escocia.

El Príncipe se unió a la Royal Military Academy Sandhurst como Officer Cadet.

Fué comisionado como oficial del ejército en presencia de su Majestad La Reina en Sandhurst en Diciembre de 2006 y se unió al Household Cavalry (Blues and Royals) como Teniente Segundo.

Obviamente existían otras facetas de su todavía corta, pero muy activa vida, a considerar.

Optó por relegarlas para un posterior análisis, la lluvia aunque pareciera imposible, era cada vez más fuerte, se levantaban fuertes ráfagas de viento, era momento de regresar a Londres.

Regresó para cambiar de vehiculo, el Range Rover quedaría en Highgrove y viajaría en el Bentley.

Carlos estaba parado en la puerta de casa, lo saludó.

Hizo un breve comentario respecto del nuevo Bentley. Es conocida la predilección del Príncipe por los Aston Martin, y la relación de la marca con la casa real. Obviamente, Carlos, necesitaba relajarse un poco y la tranquilidad que le transmitía Barragán colaboraría mucho en ello.

Carlos y Eduardo (nombre de muchos reyes británicos) poseían una excelente relación, alimentada por muchos gustos en común, definitivamente hablaban el mismo idioma en muchos aspectos de la vida, aunque no en todos.

Eduardo Barragán presionó suavemente el start. El motor rugió. Las luces desaparecieron en segundos.

Una vez más, el Príncipe Carlos volvió a sonreir. Nadie le brindaba la seguridad de Barragán, para el éxito de la investigación.

Los miembros del SIS, le parecían un grupo de colegiales al lado del gran investigador argentino, con fama mundial.

Highgrove 2

Highgrove House cerca de Tetbury en Gloucestershire ha sido la residencia privada del Príncipe de Gales desde 1980.

La casa está construida, siguiendo el estilo clásico "Georgian", entre los años 1796 y 1798.

Es un edificio rectangular de tres pisos, con nueve habitaciones, cuatro salas de recepción, ocho baños y un ala para la nursery.

El Príncipe Carlos y la Princesa Diana, establecieron su residencia en Highgrove, luego de su casamiento, en el año 1981.

Highgrove se convirtió en la casa de los Príncipes William y Harry, donde pasaron gran parte de su niñez, antes de comenzar la escuela.

Carlos había invertido mucho esfuerzo en cultivos orgánicos en la residencia.

Los jardines privados, despertaban mucho interés en ser visitados por el público, aunque lamentablemente se abrían a grupos pequeños, organizados, y la lista de espera, era de aproximadamente cinco años.

Era conocida la aficción de Carlos, por la medicina alternativa, la arquitectura, los automóviles, el medio ambiente, la agricultura orgánica y sustentable, la iglesia ortodoxa, la filosofía y las numerosas obras de caridad, en las cuales participaba.

Él y Barragán, mantuvieron una conversación muy reservada, fuera de la casa, bajo la lluvia, por espacio de media hora aproximadamente. Ingresaron y Camila, la Duquesa de Cornwall, se encontraba en la antesala. Saludó a Barragán de una manera muy especial, sabía lo que ese hombre significaba para Carlos.

Barragán rechazó la invitación para tomar un té, explicando que debía ir a recorrer los alrededores.

Subió al Range Rover, lo encendió. El sensor de lluvia, funcionaba correctamente, las luces también se setearon en forma automática, brindando gran seguridad en la marcha, bajo una tormenta que arreciaba, cada vez, de forma más contundente.

Prácticamente el día se había transformado en noche, con semejante clima.

Barragán deseaba recorrer parte de los 900 acres (algo así como 340 has.) en busca de alguna explicación a lo sucedido.

Se comunicó con su hijo en Argentina. Luego de hablar con Edu, llamó a su hija Flopy a París. Ambos se encontraban muy bien, así que todo bien. Habló con Paula, quien le transmitió que Frankie, también se encontraba muy bien. Ahora se aproximada su cumpleaños y debía estar en casa para festejarlo.

El Range Rover continuaba avanzando sin problemas por los caminos locales, los cuales, ante la inclemencia del tiempo, se hallaban intransitables, para el común de los mortales.

Carlos se relajaba, Barragán había finalmente arribado!

Tuesday, April 15, 2008

Highgrove

Barragán conducía a toda velocidad. El Bentley se comportaba como él lo esperaba.

Mead iba en absoluto silencio, no se sabe si por respeto, miedo o admiración, sólo se limitaba a realizar algún comentario sobre la ruta, de ser necesario.

El sistema Bluetooth del autómovil emitió una alerta, era una llamada entrante al BlackBerry de Barragán, al cual se había conectado apenas se había sentado al volante.

Era Paula, desde Buenos Aires, todo bien en la oficina, en la casa, Frankie y los chicos. Su hija mujer Flopy, recién se había graduado como Contador Público y en realidad se encontraba en París, junto con su mamá, María. En unos días llegarían a Londres.

Paula le mandó un beso y cortó. Cuando Barragán le comentó que se encontraba conduciendo, había entendido el mensaje. No estaba para hablar por teléfono, no se podía distraer.

El Continental se devoraba el camino. Mead continuaba sorprendido, no podía entender como ese hombre conducía el vehículo a esa velocidad, con una lluvia muy fuerte, aunque ya había sido advertido de las cualidades conductivas de Barragán.

LLegaron a Highgrove.

En la puerta se encontraba estacionado el Range Rover, negro, blindado.

Entraron corriendo a la residencia, cubriéndose como podían de la lluvia.

Esperaron unos minutos y apareció Carlos, con su rostro desencajado.

Si, el Príncipe Carlos, Prince of Wales, el sucesor a la Corona Británica, cuyo hijo había desaparecido.

Se fundió en un gran abrazo con Barragán.

Su ánimo cambió de inmediato.

Si había alguien que podía salvar a su hijo mayor, era ese hombre, de Argentina.

Monday, April 14, 2008

Cabinet Room

6:30, en punto.

Sonó el teléfono de la habitación, era el servicio de wake-up call. La precisión era acorde al resto de los servicios del hotel.

Su rutina, ducha, aceite pre-afeitada de Truefitt & Hill, crema de afeitar Rose y West Indian Extract of Limes para el after shave, el secreto estaba en la brocha de SuperBadger, todo esto de Geo F. Trumper, por último su perfume personalizado, desarrollado por Floris de Londres.

Miró al cielo, la lluvia continuaba, fuerte.

Tenía que ir al campo, se vistió acorde, un par de jeans, un sweater de Pringle, escocés, y su campera Barbour, así como las botas, estaría totalmente protegido de las inclemencias del tiempo, típicas del país.

Bajó al Executive Lounge, pidió un café, un poco de crema, unos huevos revueltos, tostadas de pan negro, queso crema, mermelada de naranja, yoghurt de durazno, un plato de frutas frescas y unas croissants.

Todo era excelente, hojeó los diarios, pidió unas botellas de San Pellegrino para llevar en el viaje.

Salió, con el tiempo perfectamente cronometrado, tenía que estar a las 8 en punto en Downing Street.

En la puerta del hotel, saludó a Mead, quien le entregó el control remoto del Bentley, recién salido de la fábrica, pintado en el clásico verde inglés. Las puertas se abrieron al aproximarse, sobre el asiento del conductor encontró una caja.

La abrió, contenía un reloj Breitling for Bentley.

La sociedad entre ambas marcas de artículos de impecable manufactura había dado sus frutos.

Barragán utilizada habitualmente un Breitling, de acero, con cuadrante azul, con doble oscilador de cuarzo, resistente a una profundidad de 500 metros, desarrollado para las fuerzas militares, prácticamente indestructible, cronómetro certificado, posiblemente el reloj de pulsera más preciso del mercado mundial.

Encendió el motor, Mead se sentó en el asiento izquierdo. Si bien, todo estaba invertido para Barragán, estaba acostumbrado.

Llegaron a Downing Street, Gordon los estaba esperando en la recepción, ya están todos, dijo, se dirigieron al Cabinet Room, la sala donde se reunía el Gabinete, todos los jueves a la mañana.

Ingresaron, los rostros preocupados de los miembros del SIS (Secret Intelligence Service), conocido por muchos como MI6, el Servicio de Inteligencia Británico, el cual funcionaba desde 1994 en su sede de Vauxhall Cross, lo decía todo.

Durante la Primera Guerra Mundial, existían hasta 10 secciones MI de la War Office.

También se encontraban presentes, miembros del MI5, el Security Service.

Luego de las presentaciones de rigor, un resumido detalle del cuadro de situación, Barragán les impartió las órdenes necesarias para comenzar a trabajar sin dilación alguna.

Él debía salir inmediatamente para Highgrove.

Mead guiaba la ruta, pero Barragán conducía, cuando peores las condiciones, mejor lo hacía.

Los equipos de comunicaciones brindaban sin interrupciones, información sobre las vías despejadas por las fuerzas de seguridad, para la salida de la ciudad sin demora.

Así daba gusto circular.

Sunday, April 13, 2008

Break de la madrugada

Eran casi las 4 de la madrugada en Londres, 12 de la medianoche en Buenos Aires.

Barragán recién había arribado, los efectos del jet lag se hacían sentir, los continuos viajes, afectaban su "operatividad", las comidas, el agua, por eso siempre tomaba aguas minerales...

En los últimos tiempos, en la medida de lo posible, en cada caso que trabajaba, las personas debían acomodarse a sus ciclos horarios, era la única forma.

Saltó de la cama, la tormenta continuaba, solicitó más café al servicio de cuartos, leche y unas galletas danesas.

Tomó el BlackBerry y envió un correo a la oficina de Gordon Brown, indicando que deseaba tener una reunión a las 8 en punto de la mañana, con la gente del equipo, no había un minuto que perder. A los pocos segundos, llegó la respuesta, con la confirmación firmada por uno de los asistentes del Primer Ministro.

Armó un rompecabezas mental, tratando de unir todas las piezas que le venían a la mente, en una primera instancia, mientras tomaba notas en su cuaderno.

Encendió nuevamente la TV, vió el noticiero de la BBC, con las noticias del mundo, justamente transmitieron una nota sobre el recorrido de la antorcha olímpica de Beijing 2008, en Buenos Aires.

Había sido una verdadera fiesta, sin ningún inconveniente o altercado, como había sucedido en otras ciudades que había visitado, como San Francisco, por ejemplo.

Buenos Aires, era la única ciudad de América Latina, que había sido seleccionada y distinguida con el honor de ser visitada por la antorcha.

Las medidas de seguridad de las fuerzas de la Policía Federal, la Prefectura Naval Argentina, los voluntarios habían funcionado correctamente.

Tenía que volver a dormir aunque sea un rato. Debía estar descansado a la mañana. Solicitó que lo despertaran a las 6:30, sharp.

Esto recién comienza

La situación era mucho más compleja y delicada que el caso que Barragán había imaginado.

La desaparición del Príncipe William, segundo en la línea de sucesión a la Corona Británica, ningún rastro, ningún mensaje, ningún contacto.

Obviamente el pueblo de Gran Bretaña no conocía la situación, pero algo debía hacerse muy rápidamente, los habituales compromisos del Príncipe, la exposición pública que poseía, no permitirían ocultarla.

Llegó al hotel, subió a su suite.

Ordenó la cena.

Al rato, dos personas de servicio le sirvieron la misma en la suite, pollo grillado sin piel y sin sal, pata, jugoso, al limón y puré de papas. Para beber, agua mineral Lauretana.

Una impresionante bandeja de frutas frescas y un termo con café.

Comió rápido y se comunicó con Mead.

Iba a necesitar transportación especial. Un Bentley Continental GT Speed, el modelo más potente fabricado por la compañía en su historia, el cual alcanzaba los 322 km/h.

En Highgrove lo esperarían con un Range Rover Supercharged Vogue SE blindado.

Encendió la pantalla de LCD, buscó en la guía digital la programación. Estaba por empezar Los Vengadores, si, The Avengers la clásica serie de la TV inglesa, con los personajes de J. Steed (quien también utilizaba un Bentley) y E. Peel (Lotus Elan 2). Lo bueno, la "verdadera" Srta. Peel, interpretada por la sugestiva Diana Rigg. Gran actriz de teatro, y un papel hecho a su medida.

Barragán conocía todos los capítulos de memoria, pero jamás se cansaba de verlos. Desde muy chico, junto a sus padres, los martes a las 22 horas, por canal 13 de Buenos Aires y hasta hacía poco tiempo, por cable, en Retro.

Disfrutó la serie, bebiendo sus jarras de café.

Apagó la TV. Mañana iba a ser un muy largo día. Era mejor acostarse.

La temperatura del cuarto era la adecuada, las gotas de la lluvia, golpeaban en el techo de vidrio, los relámpagos iluminaban la habitación de vez en cuando.

Las luces se apagaron.

Downing Street

Cuando alguien menciona Downing Street, la referencia inmediata en la mente, es el número 10.

Es la dirección de la residencia de Primer Ministro del Reino Unido.

Unida a la historia del Primer Ministro, desde el año 1730, constituyó el centro neurálgico del gobierno británico durante las dos guerras mundiales.

Gordon Brown, no tenía la llave de entrada a la residencia, pero siempre había personal de servicio, para dejarlo entrar.

Después de serpentear por las calles de Londres, nos detuvimos al frente, varios miembros de los servicios de inteligencia británicos estaban apostados, saludaron a Barragán, quien fue acompañado hasta la Terracotta Room.

La sala debía su nombre, al color en el cual se encontraba pintada, el cual había cambiado a lo largo de los años.

Uno de los últimos invitados a tomar el té, en la misma, junto con Gordon Brown, era Nelson Mandela, el legendario líder sudafricano.

Barragán recordó su última visita a Ciudad del Cabo, junto con una amiga, Cecilia, camino a las Islas Seychelles, y su recorrido por Robben Island, a 12 km. de la ciudad, por 400 años, lugar de exilio, prisión y sufrimiento para muchos. Ahí había sido confinado Nelson Mandela. Cuando la visitaron, un compañero de la celda contigua a la de Nelson, había oficiado de guía, jamás olvidaría la emoción de todos los presentes, frente a las brutalidades relatadas y a la posición frente al rencor, el cual debía ser totalmente desestimado. El consejo había sido, educar al otro, nunca tenerle rencor. Barragán había quedado muy emocionado con las palabras de ese hombre mayor, frágil, de una mirada impactante.

Cecilia, se ocupó de sorprenderlo. Le consiguió que alguien vaya hasta la isla de nuevo y volviera con el libro de Mandela, The Struggle of my Life, dedicado por el guía, con su dirección y teléfono, escrito con una letra infantil (había aprendido a leer y escribir en la oscuridad de su celda), y un beso de ella estampado en la tapa.

Barragán lo atesoraba. A pesar de haber conocido personalmente varios Papas, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II, personalidades gubernamentales, de la realeza, capitanes de la industria, deportistas, pocos lo habían impresionado tanto como ese hombre.

Mientras esperaba que Gordon Brown apareciera, recordó que estaba por efectuar su segunda visita a los Estados Unidos, desde que asumió el cargo, la cual comprendería las ciudades de Boston, New York y Washington, donde se entrevistaría con el Presidente Bush.

También le vino a la mente sus recientes comentarios vinculados a la situacion en Darfur, Africa, donde 200.000 personas habían sido asesinadas, y otros 2.000.000 de seres habían sido desplazados. La situación era un verdadero caos, y era imperiosa la actuación conjunta de las organizaciones humanitarias de todo el mundo, para brindar asistencia. Justamente George Clooney, el actor de la película que había vista en el avión, había denunciado la situación a la comunidad internacional desde hacía bastante tiempo, en un esfuerzo desesperado...

Gordon Brown, ingresó a la sala.

Un cálido apretón de manos y un fuerte abrazo. No eran amigos, pero si, poseían una sólida relación y un respeto mutuo.

Eduardo, le dijo, muy poca gente lo llamaba por su nombre, solo los más íntimos, algo terrible ha sucedido, el Príncipe William, ha desparecido!

William, hijo del Príncipe Carlos, era el segundo en la línea de sucesión al Trono.

Sucedió en la residencia de Highgrove y no hemos tenido ninguna noticia sobre él, ni demandas de secuestradores, o de otros grupos. Agregó.

Se produjo un profundo silencio.

41

Nuestra comitiva avanzaba a gran velocidad, el trabajo de los motociclistas abriendo paso, era impecable, otras unidades de apoyo habían sido desplegadas a través de la ruta, incluso un par de helicópteros nos sobrevolaban.

Barragán había encendido su BlackBerry, el cual en instantes se había conectado a la red de Vodafone UK.

Inmediatamente se comunicó con Gordon Brown y se comprometió a visitarlo lo antes posible. Lo esperaban ansiosamente.

Lo sorprendía la habilidad conductiva de todos los miembros del equipo, parecían un ballet, la sincronización de movimientos, entre las motocicletas, los Jaguars de la custodia y el LTI era única. Obvio, eran verdaderos profesionales.

Llegaron a Buckingham Palace Road, en el número 41, se encontraba, justamente, "41" uno de sus hoteles preferidos en la ciudad.

Era un hotel extremadamente lujoso, con una ubicación envidiable, y más para éste viaje, con solo treinta habitaciones y una relación de dos personas de servicio, por cada huésped.

Los vecinos solían ser muy silenciosos.

Malcolm, el gerente general, lo esperaba en la puerta del hotel. Le dió un cálido saludo. Cómo esta Frankie? preguntó.

Frankie, había estado en el hotel con anterioridad y se había ganado el cariño de todo el personal, como era habitual. Su gran belleza física, lo hacía muy atractivo y llamativo, su carácter dulce, compraba a todas las personas, que le gustaban, o en caso contrario, asustaba. Manejaba con gran habilidad su transformación perro de compañía a perro temerario.

El hotel tenía un conserje para las mascotas, y todo lo inimaginable para servirlas.

Antoinette, quién era la gerente de recepción, también le brindó un cordial saludo a Barragán.

La Conservatory Master Suite ya se encontraba lista para él. Entre otras cosas, la caracterizaba el techo vidriado, lo cual permitía dormir bajo las estrellas en pleno centro de Londres, lo cual no era poca cosa.

Barragán entró, tomó una pera de la gran bandeja de frutas, abrió una Perrier, mientras sacaba de su maletín, su notebook, una Dell Latitude D 630.

Inmediatamente se conectó a la red wi-fi de alta velocidad de la suite.

Ingresó su password, se conectó al exchange server. Dió una rápida mirada a los correos, los múltiples filtros de spam, se habían ya ocupado de ahorrarle trabajo.

Solicitó un 41 Burger, junto con una cerveza Chimay (su preferida de las cervezas belgas).

Se pegó una ducha, se afeitó, desodorante, unas gotas de Hérmes BelAmi y a vestirse.

Ya le habían repasado la camisa blanca, inmaculada, de Turnbull & Asser, eligió un traje azul de tres botones, hecho a medida por su gran amigo Gianni Campagna, de Milán, corbata al tono de Hérmes y zapatos negros, también a medida de Lobb, los gemelos con forma de ositos panda, hacían juego con los dibujos de la corbata.

Consultó la hora en su Ulysse Nardin, GMT, y ajustó la misma, en su segundo huso horario, con la practicidad que únicamente el sistema patentado por Ulysse, permitía. Era el reloj indicado para los viajes. Cuadrante azul, correa de cuero del mismo color, buen calibre, excelente visibilidad y reserva de marcha. En el dorso, su conocido logo San Marco, y el No. 4160.

Era fanático de la marca desde muy chico, cuando se paraba frente a la vidriera de la joyería Escasany, en la Av. Santa Fe, en Buenos Aires, y disfrutaba de esos estupendos relojes, con el logo del ancla, la cual se encontraba con un fondo de cobalto azul en la cuerda, unida a su gran tradición naval, por siglos.

El LTI, lo esperaba en la puerta, salieron a toda velocidad para 10 Downing Street.

El capitán Mead, un galés iba al volante, como el capitán del avión, la tenía muy clara, moverse en Londres no era sencillo, un taxista debía prepararse en promedio 34 meses para obtener su licencia, luego de un promedio de 12 intentos.

En Buenos Aires, algunos, ni sabían donde quedaba el Obelisco...

No nos olvidemos, que el LTI, era el clásico taxi londinense, los black cabs, era el ideal para ser transportado.

Saturday, April 12, 2008

London Heathrow Airport

Cuando despertó, todavía faltaban un par de horas para el arribo a Londres.

Sirvieron el desayuno, si bien Barragán era fanático del café, no podía desairar a los ingleses, y deseaba probar alguna de sus excelentes variadades de té, seleccionó cuidadosamente, aceptó la sugerencia de la asistente, y lo acompañó con un par de tostadas de pan negro, queso crema descremado y mermelada St. Dalfour, francesa, sin azúcar de blackberry.

Un poco de música, no me vendría mal, pensó. Recorrió los canales de audio, el trece, estaba dedicado a música Disco, lo cual le traía muchos recuerdos de su época adolescente, sus noches como DJ, junto con sus grandes amigos, Luis y Daniel. Básicamente incluía The Very Best of Gloria Gaynor y material de KC and The Sunshine Band, dos verdaderos clásicos, pensar que Gloria tuvo un solo hit, I Will Survive y fué cierto, sobrevivió con ése.

Optó por buscar su iPod Touch de 32 Gb en su Tumi, junto sus nuevos monitores personales de Ultimate Ears, el modelo UE 11 PRO, los cuales iba a estrenar, recién los había recibido de Nueva York, donde se los habían hecho a medida. Los compararía con sus Shure SCL 5 y los Bang & Olufsen

El display del iPod era espectacular, la calidad de visión, el brillo, un par de comandos por tacto, y arrancó con Earth, Wind and Fire y un clásico de clásicos, September, la combinación del player, los earphones y el tema elegido era superlativa.

El comandante avisó la aproximación al aeropuerto de Londres y los preparativos de seguridad para el aterrizaje.

El aeropuerto de Heathrow, uno de los líderes a nivel mundial, se estaba preparando para albergar al nuevo Airbus A 380, el nuevo gigante de los cielos.

Tocaron tierra, con una suavidad incomparable, el capitán la tenía clara, pensó.

Se abrieron las puertas. Dos hombres lo esperaban en la rampa, un saludo preciso y lo acompañaron hasta la salida, personal de aduana realizó los trámites en segundos.

Un LTI TX4, cuatro Jaguars XF y ocho motocicletas BMW de la policía de Londres, esperaban con sus motores encendidos.

La infinidad de luces, los sonidos de las sirenas de semejante flota, obviamente no colaboraban para pasar desapercibidos, como él hubiera deseado, pero debían llegar al centro de la ciudad realmente rápido.

Aeropuerto Ministro Pistarini

Ezeiza, República Argentina...

Barragán llegó al aeropuerto con su acostumbrada antelación, check-in, Paula fue a pagar la tasa de embarque y se dirigieron a la zona de aduanas.

Se dieron un pequeño beso, él la tomó de la cintura, ella lo rozó...y sabía muy bien como hacerlo.

Pasaporte en mano, formulario de migraciones, tarjeta de embarque y algo muy importante, su permiso especial para portar armas en la aeronave.

Barragán no era muy proclive a la portación y el uso de armas de fuego, si bien poseía una colección más que interesante, en esta ocasión había optado por su Glock 23, calibre 40. Todavía recordaba el día que la recibió de manos del mismo Gastón Glock, quien la había diseñado especialmente para él, incluyendo el grabado de su nombre.

Era un arma compacta y poderosa, utilizada por el F.B.I. y muchas otras fuerzas legales alrededor del mundo.

Finalizados los trámites de rigor, se dirigió al salón de American Express, donde hizo tiempo hasta el momento del embarque. No tenía ganas de perder tiempo visitando el Free Shop, le parecían todos iguales, excepto el del aeropuerto de Schiphol, en Amsterdam.

Embarcaron, la primera clase de British Airways, era realmente magnífica, fué acompañado hasta su asiento, se acomodó, y a los minutos, los acostumbrados mensajes de bienvenida, destino, tiempo de vuelo, condiciones climáticas y normas de seguridad, estaba todo listo para el despegue.

Las cuatro turbinas del Boeing 747-400 rugieron, levantó vuelo, y se dispuso a esperar que transcurran las horas.

Encendió el sistema de entretenimiento personal y sintonizó el canal donde proyectaban Michael Clayton, una historia vinculada a un abogado, protagonizada por George Clooney.

Le sirvieron la cena, realmente la disfrutó, la comida y bebida, eran de una excelente calidad.

Cuando se disponía a dormir, se desató una brutal tormenta, no era muy cómodo, pero Barragán estaba acostumbrado a viajar desde los trece años, acompañando a sus padres, quienes recorrían el mundo muy a menudo. Las condiciones climáticas y el movimiento del avión, no lo disturbaban en lo absoluto.

Tuesday, April 8, 2008

Desayunando

Ocho y media de la mañana, Paula se acercó a la cama con una humeante taza de café recién molido, hecho en la Bodum, con agua mineral Evian.

Barragán percibió el profundo aroma y se incorporó inmediatamente en la cama, bebió de la jarra, siempre existía la dualidad entre el café expresso y éste, muchos factores incidían en la calidad final del mismo.

Se duchó, se afeitó, con su clásico ritual, un splash de una de sus tantas fragancias preferidas, hoy le había tocado a Boucheron, una versión muy fresca, para el verano, vigorizante.

Paula lo estaba esperando con la puerta del ascensor abierta, un beso, y adentro.

Paró un taxi, siempre seleccionaba el auto que más le gustaba, ponía especial atención en la limpieza del vehiculo, la presentación del mismo, y dentro, el aire acondicionado encendido, música suave, y en lo posible un conductor que no hablara demasiado.

A La Biela! Tomaron Av. del Libertador, disfrutaba la vista de los parques, Plaza Alemania, la barranca que daba a la Isla, tomaron la curva de Av. Alvear, Ayacucho y finalmente Quintana y la esquina de Roberto M. Ortiz.

Se sentó como siempre en una de las mesas de la vereda, Luis, uno de los tradicionales mozos de La Biela, que lo atendía desde hace treinta años, le dió un abrazo, no le hacía falta preguntarle el pedido, café con leche express (más café que leche), tres medialunas partidas al medio, tostadas, manteca, mermelada, y un jugo de naranja recién exprimido.

Mientras desayunaba (su comida preferida), leía rápidamente los titulares de los principales matutinos, nada en especial, poco más de lo mismo, la lucha de la gente del campo, el caso del Intendente de Pinamar, la inflación, la delincuencia feroz de cada día y por último el detalle de los piquetes.

De pronto, dejó todo eso de lado, y se concentró en el caso que lo esperaba en el Reino Unido, Brown jamás lo hubiera convocado de esa manera, a no ser que se tratara de uno realmente importante.

Su cabeza siguió trabajando...

Monday, April 7, 2008

Pidiendo pista

Cruzaron el peaje del kilómetro 90, la lluvia continuaba, cada vez más fuerte, al igual que la velocidad del auto.

Cuando se dieron cuenta, ya estaban en Puerto Madero, camino a Palermo Nuevo.

Hizo un par de señas con la luces y el personal de seguridad de la torre, le franqueó la entrada, los controles de acceso de rutina, descendieron por la rampa al segundo subsuelo, estacionó el auto y subieron por el Fujitec al octavo piso en apenas segundos, sin la más mínima vibración, siempre le llamaba la atención la calidad de esos ascensores de altísima velocidad, que parecían inmóviles.

Ingresaron al departamento, encendió las luces desde el control remoto Bang & Olufsen, al mismo tiempo el magnífico equipo de sonido comenzaba a crear un ambiente muy especial, con Marvin Gaye y su Sexual Healing, dirigió sus ojos a Paula, y suspiró.

Al instante, un ladrido, profundo, era Frankie, su fiel Weimaraner, pronto, el 20 de abril, cumpliría ocho años. Su nombre era por Frank Sinatra, ambos tienen los ojos azules. Frankie, le había devuelto la alegría de tener un perro, después de la pérdida de Voltaire, el caniche mediano que lo había acompañado durante veinte años...

Mientras jugaban en la cocina, preparó dos capuccinos en la Nespresso y los sirvió en la mesa del living, junto con unos chocolates Lindt, más precisamente unos Lindor con relleno de chocolate, uno de sus preferidos y un par de vasos de San Pellegrino bien fría.

Marvin seguía cantando, la luz tenue del iGuzzini acompañaba, Paula con un simple movimiento desató el nudo de su vestido, se zambulló en la cama, como Marilyn Monroe, aunque en vez de Chanel Nro. 5, ella prefería unas gotas de Ligth Blue de Dolce & Gabbana.

Barragán no lo dudó, era momento de repetir Sexual Healing...

Continúa volando

Si bien es cierto todos sus sentidos estaban puestos en el control del automóvil, la cantidad inagotable de sistemas de información y control electrónicos de su BMW, hacían de la conducción, aún en condiciones climáticas muy adversas, una verdadera experiencia única.

Por un instante recordó los viajes de fin de semana por la antigua ruta nacional 2, simple, con dos manos únicamente, una verdadera trampa mortal en temporada de verano, camiones, colectivos, vehiculos del campo y todos los demás conspiraban para lo peor. Su padre, Eduardo, como copiloto, primero en la Dodge GTX, luego en su Volvo 264GLE, sorteando todo tipo de obstáculos, lo cual le ponía verdadera emoción al viaje...

Pararon unos minutos en un centro de servicio de Shell, cerca de Chascomús, llenó el tanque de combustible, comieron un par de sandwichs con agua mineral, dos cafés con crema, y nuevamente a la ruta.

La ansiedad lo visitaba, cambió el CD, subió el volumen desde el control de volante multifunción, nunca apartaba las manos del volante cuando conducía, ni aún por Paula (lo cual era mucho decir), y apareció la voz inconfundible de Barry White y su clásico Let The Music Play, el interior del auto se asemejaba al Mau Mau, de la calle Arroyo al 800. Pensó en Lataliste, sus llegadas, La Vie en Rose sonando, Andrés, custodiando la puerta, como siempre.

Clavó el control de crucero del BMW en 235 kms. por hora, excesivo para algunos, más que razonable para él, las nuevas cubiertas Sumitomo se "pegaron" literalmente al asfalto.

Sunday, April 6, 2008

Volando...en la ruta

Mientras Paula se vestía, Barragán, aprovechaba para consultar el vuelo disponible a Londres, por internet.

Ingresó al site de British Airways y reservó su ticket en primera clase para el BA0246, Martes 8 de abril, Heathrow.

Cuando llegara a Buenos Aires, todo sería confirmado por su agente de viajes. A Barragán lo aburrían todos esos detalles de logística.

Cuando cerró el explorador en su BlackBerry, ingresó Paula al salón, con su natural belleza y una amplia sonrisa, I am ready! susurró.

Bajaron al garage, los truenos continuaban sonando, cada vez más fuerte, pero peor o mejor, fue el rugir del motor, cuando Barragán encendió, su BMW.

Todos los sistemas de su vehiculo se pusieron en funcionamiento, el cockpit parecía el de un avión jet militar de ultísima generación.

Paula, se acomodó en el asiento delantero derecho, Fallen se escuchaba en el magnífico equipo de audio del automóvil, más no se podía pedir...

Barragán, presionó el comando del control remoto de las puertas del garage, puso primera, y al minuto partió, era un fanático de las altas velocidades, conducía desde que tenía 12 años, a su padre no le gustaba hacerlo, así que poseía una gran experiencia en todo tipo de situaciones, jamás bebía ni una gota de alcohol y mantenía a su auto en óptimas condiciones de funcionamiento. Su hijo, era el encargado del mismo, gran fanático de la marca alemana que tantas satisfacciones les había brindado.

Los primeros 200 kms. transcurrieron en calma, escuchando excelente música, comentando sobre el extraño mensaje recibido, bajo la gran tormenta, que iluminaba en forma intermitente la ruta. Todos sus sentidos, en realidad, estaban puestos en el control del auto...

Barragán, la leyenda comienza

Cariló, Provincia de Buenos Aires, Argentina...

La casa temblaba, los truenos eran cada vez más fuertes, los relámpagos iluminaban el bosque, la noche cerrada se convertía en día.

Barragán disfrutaba "viviendo" la tormenta, desde chico sentía una especial predilección por los días, y más todavía, por las noches lluviosas. Mientras miraba caer la lluvia a baldes, debajo de la galería, saboreando un café Ristretto, preparado con su máquina Nespresso, su BlackBerry 8300 Curve, también vibró.

Un nuevo correo había llegado, miró de costado la brillante pantalla...después de la @ se leía "pmo.gov.uk". Eso significaba una sola cosa, el correo era de la oficina de Gordon Brown, el Primer Ministro de Gran Bretaña.

En un domingo a la noche, siendo en el Reino Unido, casi las 2 de la madrugada, debía ser algo realmente importante.

Barragán leyó el correo, era muy corto: "Lo espero urgentemente. Ya conoce mi dirección. GB"

Barragán, ni lo dudó, debía viajar a Londres en forma inmediata.

Llamó a Paula, el solo intercambio de miradas, lo dijo todo, a los pocos minutos, ella apareció con dos carry-ons Tumi, con todo lo necesario para el viaje, siempre estaban preparados.

Ella le pidió solo unos minutos...para vestirse.